Diario de León

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Cuarenta y seis variedades de helados de  Nestlé  y  Mars  han sido retiradas en varios países al contener óxido de etileno, individuo químico del que no teníamos especial noticia de virtudes o pecados hasta llegarnos ahora con un petardo cancerígeno en el culo y otro en la oreja... ¡óxido de etileno!, apetecible no parece, ¡óxido!... el oxígeno es la vida, pero si se hace óxido... y no digo ya monóxido. La oxidación trae lo forroñoso, la herrumbre. Malo a la postre, el corromper le sigue detrás, la muerte en polvo, serrín metálico, pulpa pocha.

Las mejores novelas cortas de terror vienen en las etiquetas de los productos (siempre que obliguen a que conste ahí su composición; en otro caso pasan). Muy recomendable leerlas aunque se entienda casi nada del argumento-cóctel. Pero el elenco de actores nos hace ver ahí que estamos ante una gran obra de teatro o ante el caldero de una bruja donde puede verse a un sapo o una culebra haciendo largos de piscina. Y van aditivos incluso en unas patatas fritas o en estos simples helados que no hacen constar su pernicioso óxido de etileno al ir dentro del  aditivo E-410  hecho de goma de garrofín o harina de algarrobo, espesante para dar cremosidad y muy presente en la heladería industrial, la que zampa tocristo. Pero no todos los E-410 llevan ese etileno que vale para tantísimas cosas, que está presente hasta en insecticidas o lubricantes (¿y ahora se sorprende alguien de que el elemento químico que da sabor de avellana a los helados se use especialmente en la curtición de pieles?).

Hoy, en el súper, paisanas y paisanos mirarán con yuyu a los helados de Nestlé o Mars. Sin embargo han de saber que al menos estas dos marcas son por ahora las únicas que han confesado usar ese óxido y han retirado el producto, así que vayan las sospechas a todas las demás que aún no han dicho ni mu. Y mientras tanto, retoque Ketama su letra: «Sí estamos locos... ni sabemos lo que queremos... juégate la vida... igual que si fuera un mal sueño».

Pero la abuela insiste, remedio viejo:  Más vale hacer que comprar .

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