Diario de León

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Muere 2019 hoy y ni lagrimita de zorra alegre o enviudada corre aquí por él. No se le quiso mucho, la verdad... por borde, atravesao y anal horribilis, según barrios.

Y amorrada a la tele despide España el año esperando que brinde por el nuevo una mujer que enseñe cueros, liada en lujos como regalo o propuesta como objeto de fantasía a una audiencia ya mamada a esas horas o en manada babosita... señora firulí, señorita descocada o tontita en lentejuelas, además de las cien bailarinas y coristas desbragadas que nos acompañarán toda la noche, todo eso que el feminismo de multitudes o global llega a disculpar e incluso a considerar como empoderamiento y no como cosificación, que es lo que siempre se dijo de estos alardes de exhibición femenina en los que jamás contratan a mujeres normales, sino a carne torneada o de patorra en malla, en fin, bibelots, todo lo que antes el feminismo aborreció y condenó como el peor emputecimiento del papel de la mujer en esta sociedad, aunque hoy no parece escandalizarle o soblevarle tanto, o nada, o quizá considere que « de la alforja hasta el jumento todo es bueno pal convento » viendo que muchas estrellas de la canción y el espectáculo vienen a demostrar que cuanta más ropa pierden más ganan en sentimientos feministas (lo aserguran y son una ayuda infinita a la causa, ¡arsa ese shosho!).

Yo elijo hoy el brindis que un montañero asturiano (de cuyo nombre no logro acordarme) nos contó que hacía siempre su abuelo al entrar el año sin variar la terna:  Salud, paz y electricidad , sin tener que explicar por qué metía electricidad ahí... quizá por lo obvio y por la multitud de esclavitudes y oscuridades de las que nos libró. Votad y brindad por la electricidad. Cuánta razón tenía ese abuelo; y no menos el abuelo ardonés de Mariajo, que siempre se negó a beber en brindis alegando que « juntos solo beben los bueyes ». Pero votad luz. Nunca valoráis el agua corriente o la luz hasta que se os averían. Y ahora que a tanto político se le apaga el cerebro,  ¡vengan luces!  y líbrenos Dios de sus bombillitas.

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