¿Polbo maragato?

Cuando el pulpo tieso cruzaba la arriera ruta gallega que va de las Rías a Madrid, aquí se encontraba con su padrino vestido de colorao, pimentón cacereño que tuvo su mejor destino en esta Tierra de Cazurros que enrojece todo guiso abusando de esta especia bermeja dulce o picante, de ocal o de aldeanueva, pimentón de La Vera el que mantiene mejor fama. Y llegó un buen día en que el pulpo y el pimentón se asaltaron y aquí mismo hubo boda, en cualquiera de los pueblos que se asoman o bordean esa ruta arriera, pues así lo sostiene ahora el averiguador: el pulpo a feira será gallego a la postre, pero no lo fue en su origen mesetario; y afinando, maragato para quien quiera arrimar este ascua a su orgullo. Así rueda la noticia por redes y medios diciendo que los gallegos despreciaban el pulpo que, desecado, los arrieros trajinaban recociéndolo y echándole el pimentón que también acarreaban en sus retornos. Pero lo único cierto es que hasta anteayer en la gastronomía maragata ese pulpo seco fue muy popular y tiraban de él para sustanciar los guisos de patatas, siempre racionándolo para que una sola pieza navegara en varios potes. Pero es pulpo correoso que perdería toda batalla y categoría con el pulpo fresco que el gallego comenzó un día a bautizar con pimentón para alcanzar lo glorioso, ese polbo a feira ou á la galega que para parecer abundante lo acuestan sobre colchón de patatas. Pero decir que el gallego despreciaba el pulpo da mucha risa. El polbo a feira ya existía antes de que le besara el pimentón en el siglo XVIII... Y también defendí yo el origen leonés de la queimada (la inventó uno de Valdevimbre, frente de Teruel, 1937), queimada que nunca se vio antes de la Guerra Civil en Galicia como me aseguró Álvaro Cunqueiro una feliz tarde muerta en el Hostial. Pero es cosa gallega. Quemar orujo es un crimen inconcebible, aunque obligado si en los 50 y 60 circula en Galicia muy adulterado con metílico letal... así que ¡antes que tirarlo!... ¿creía el galego ruin que quemándolo se iba lo malo?... aquel metílico mató a no pocos... y ese, no otro, es el origen de la queimada.