Diario de León

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M enos globos y menos lobos, doña Urraca Lobata, etnógrafa algo, etnóloga no. Arime usted pallá tanto trapo y destape el puchero, ¿qué tenemos para hoy?... sobre su mesa masera solo se ve montón de telares, refajos, pitos, un pandero de peyeyu d’oveya, cintas de colores, una botija rota, unas bragas maragatas, una toquilla con polilla, dos pendones desorejaos y una faltriquera donde atar subvenciones a la cintura, bajo el mandil, mandil mandilero de ceremonia o romería y bordado en falso, el de ir con la autoridad, mandil de misa, no de mesa ni de cocina, brega o corral (la faltriquera de doña Urraca solo es adorno, no la usa, los dineros llévalos en los adentros, junto al corazón, bajo mantón o unguarina, pues la doña, como de antiguo tantas paisanas, lleva el papel moneda guardado entre las tetas, justo ahí donde se le despeñan para quedar apresadas una medalla de la Virgen del Carrasconte y una cruz de Caravaca.

En fin, destápenos usted el puchero y rece milagros para que haya algo, aunque sea una gallina vieja y viuda de más compañía. Pero en el puchero de la doña solo hay brisas, aunque nos queda una cazuela en el fuego donde algo hierve, en ello confiamos tras el chasco del pote... pero ¡ah, fata morgana, oh dioses de la jota!, solo son titos recociéndose, almortas duras como muelas... y además son pocas, poquitos titos, así que dan vueltas subiendo y bajando en la ebullición como si estuvieran bailando en un Corbillos sumergido.

De todo lo que estudia la etnología, la cocina tradicional es lo único aún vivo, o casi, y cada día entra en la boca de la que solo salen fósiles y palabras, parola, parole. En el comer según costumbre hay más cultura popular y noticias que en diez museos; y son sabores que nos enlazan de veras a un pasado que así no muere. Sin embargo, ahí va la gastronomía popular huérfana de interés sin que la etnografía oficial o al salto le dediquen un chavo o una línea. Desconcertante, doña Urraca. Ya lo decía el coro de aquella zarzuela: Tanto vestido blanco, tanta parola, y el puchero en la lumbre con agua sola .

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