Diario de León

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C uando el mundo pareció entender al fin que había que ir olvidando el plástico que envenena naturalezas y mares empezando tímidamente a prohibirse algunas bolsas de plástico (posturita y foto, nunca batalla seria), de repente todo quedó en el aire por un bandazo del destino vírico abriéndosele el cielo a la industria maldita del plexiglás tras aparecérsele la Virgen de los Esparavanes (reina y madre del pueblo cazurro y patrona de polímeros y poliuretanos); y al tercer día del coronavirus, el plástico resucitó. Y como dice ese ya irritante latiguillo, «volvió para quedarse», expandiendo además su credo a velocidad evangélica y levantando iglesias-fábrica o parroquias-taller urbi et orbi. Jamás antes se demandó tanta hostia plastificada con la que comulgamos en la desordenada lucha mundial contra este virus que exigió desde el inicio volver al plástico como ineludible en toda profilaxis. Nunca esa industria pitó tanto ni su negocio vio este cénit... envoltorios, aislantes, mamparas, mascarillas, jeringuillas a millones cada día, blisters para todo producto, material hospitalario, epis, blases... Bonjour Tristesse. Buenos días, Plástico. Aleluya, aleluya. Lo malo también resucita.

Y creímos también que el papel o cartón -tan reciclable, natural, vintage, ecológico y tal- nos redimiría del plástico gracias a sus bolsas y embalajes de un solo uso, aunque sin atreverse a confesar la devoración que supone elevar el consumo de tanta celulosa al exigirse segar más bosque Pero con la pandemia también se les apareció a madereros y derivados su patrona, la Virgen de la Leña , y aplauden eufóricos el cartulaje que exige hoy el negocio delivery (solo el tinglado mundial de Amazon con su paquetería y cartonería está devorando al día 160 hectáreas de masa forestal; y todo lo demás se lleva 20.000). 

Así las cosas, hoy rula más plástico que nunca y la industria celulosa jamás soñó este horizonte que aquí le plantamos llamándolo «alternativo», qué gracia. ¿Habrá que seguir plastienguarrando aún más el mar y además perdiendo bosque, nuestro pulmón?... 

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