Diario de León

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M artingulas no menandri achusmela ne colondri. E puntilibí el tachún. Jo del jou. Ja mei tano.Tris de lumi. Kuría prastina nuna trepe almenadú aldemaní. Santai la cris volora erandi mistarina colambo pilí chisgarabís. ¡Kalaí esperentano!... ¿Trulai me kintila pes?, ¿trolu pirulu impechu colondru?, ¿vanguelós la nintendo?... ¡Fraski karrás, anul malé trincosí! ...

De súbito y sin anestesia nos atizó Otavito esta ininteligible perorata que dijo estar sacada de una vieja epístola civil. Consideradlo, dijo, un aporte al acervo lingüístico leonés y aquí os reclamo su reconocimiento, pues leonesa podría considerarse esta lengua, el martinkala , toda vez que fue ideada por un leonés-leonés acopiando material de bable cismontano, esperanto universal, cántabro fósil, lombardo falú, latín de pilón y euskera de esquina; leonés, sí señor, mi bisabuelo materno, Onofre Estébanez Burón, de Llánaves de la Reina, que antes de exclaustrarse de capuchino en Deusto, presentó oficialmente esta lengua el 16 de diciembre de 1926 con una lección magistral impartida en Bilbao en la Sociedad Vascongada de Amigos del País .

Y si bien es cierto que no la habla nadie, adviritió Otavito, no por eso puede desecharse esta lengua que tan bien nos vendría para que indeseables y vecinos no se enteren de nuestras cuitas y afanes. No se habla, sí, pero ¿es que acaso se habla por aquí el leonés-lleunés-llionés-lleounés?, ¿ha visto alguien tan solo a dos paisanos o leonesas hablarlo familiarmente en la calle, trabajo, bar o tienda, y no digo ya en grupo o foro?, ¿y alguno lo exige o tiene necesidad de hablarlo para entenderse mejor?... Pues no por eso pierde el martinkala su entidad e identidad lingüística, rotundizó Otavito, contando además con los dos requisitos mínimos que se exigen para que una lengua sea considerada como tal: gramática y literatura; y aquí os muestro las dos, Grammatiko Martinkalenko, junto a tres libros de relatos y cuentos, uno de manualidades para taracea y colmenares, un recetario de cocina y dos cancioneros que dejó escritos su inventor... ¡Lengua va!...

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