¡Tiene alitas!

Y a tenemos otro escenario aterrador de cómo se las apaña este virus que nos trae por la calle de la Amargura, esa que nos lleva a la plaza de la Tremolina donde algunos exigen, pero ya, un chivo regio para exorcismo nacional y montan la guillotina con la que los franceses nos mostraron el modo más tajante de separar a una persona de la institución. El titular de prensa era un rejón de castigo, otro más:  China detecta el virus en alitas de pollo congeladas importadas de Brasil ...

¡A’nde iremos a dar, Maximina!... sabíamos que este virus se aerotransporta en microgotas y puede pasarse un rato largo planeando si es recinto cerrado, pero si ahora le ponen alitas, el bichejo descubrirá que puede volar de un continente a otro sin apearse de la montura; y échale un galgo ahora, un galgo que sea además rastreador, algo poco probable. Ocurre que los chinos descubrieron también hace poco trazas del virus en camarones blancos que importan de Ecuador -esto es ya un festival aéreo-, aunque en este caso la peste venía en el envoltorio y no en el alimento, ¿menos mal?... no, ahí queda la sospecha razonable ya para todo y no es necesario sacar aquí la lista de empresas alimentarias de todo el mundo con plantilla infectada por la covid-19 sin que por ello cesara la producción acuciadas por el pánico del dinero que huye. Así que hoy el miedo es aún más libre, corre que se las pela y calma la sed con una lata de posturas frescas y andanadas disparadas al fabuloso negocio de alimentos procesados, los que tanto exige la creciente tropa que no puede, no quiere o no sabe cocinárselos e ignora así lo que come. Miedo. Pero un refrán viejo a la nueva economía abollará:  Carne en calceta, pa quien la meta .

Cuando comenzó todo este enigma de la pandemia quedó claro que del tamaño y la marcha de la cosa no tenía una precisa idea nadie, todos improvisaban, muchos ironizaban y hasta algunos lo negaban; aún hoy. Pero nos insistían ya entonces:  nada será igual tras la peste . Vaya, ¿por qué estaban tan seguros de ello si no sabían nada y todo eran palos de ciego?... Aaamigo, se sabía.