Diario de León

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Da la orden, marmitón, y dale con el cazo al barrigón de la pota potajera anunciando albricias y un jubiloso  ¡todos a la mesa!  que, siendo tantos, pide ser grande, ande o no ande... y mejor  mesa matancera , con sus cajones ahí como fondo de chistera para que entren tocinos y salgan ases, conejos y consejos vendo... ¡paso a la Mesa por León! con sus fuerzas semivivas, sus puretas de postín, sus lupas para lo de cerca y sus catalejos por si hay gateras en los horizontes del salir.

¿Excéptico, Nicanor?... no, acostumbrao, Joseluís.

Sobre esa mesa yace anestesiado el cuerpo de la provincia que así, de lejos, bien parecería el de un gran mastín derrengao y pellejón en siesta ceporra, cuerpo al que rodea y agobia un apretado círculo de galenos, deudos, dueños del animal, la autoridad con mando en plaza, el señorito arrimao, el peón de brega y un experto que se pone conspícuo y hace como que escruta las entrañas al paciente para averiguar la raíz de sus males y el modo de atajarlos.

El dictamen que salga de esta Mesa en abril cree Octavito que podrá resumirse con el coro de galenos de la zarzuela « El rey que rabió », música de Ruperto Chapí y medio texto de Vital Aza, que siendo tan vecino -nació en Pola de Lena-, bien se nos pudo contagiar algo de su alegre franqueza, culta ironía y laborioso afán (menos mal que el lenense Alfonso heredó unas hectáreas de lo suyo y aquí las cultiva).

Y el coro del rey rabiado (de este reino perdido) miró al perro y diagnosticó:

Con la lengua fuera, torva la mirada, húmedo el hocico, débiles las patas, muy caído el rabo, las orejas gachas… todos estos signos prueba son de rabia; pero al mismo tiempo bien pueden probar que el perro está cansado de tanto andar. Para hacer la prueba que es más necesaria, agua le pusimos en una jofaina y él se fue gruñendo sin probar el agua. Todos estos signos pruebas son de rabia, pero al mismo tiempo signos son, tal vez, de que el animalito no tiene sed. Y de esta opinión nadie nos sacará: ¡El perro está rabioso... o no lo está!

(tome nota, señor secretario).

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