Truco... y trato
Esa fachada de ojos vaciados que perdió a su edificio y la dejaron con exoesqueleto metálico para mantenerla en pie nombrando a la vieja azucarera Santa Elvira es un canto a la tontería y un himno al cazoleo. Conservarla en aras a lo que dicen arqueología industrial no sólo es discutible, sino que tiene bastante de inflagaitez interesada y encarecedora, es decir, caramelito a mayores para el de los planos y gran tarta después para el que edifica. ¿Cuántos años lleva ya esa fachada dando su penoso espectáculo?... y el que parió ese plan ¿ha dado explicaciones o presentó disculpas?... ¿cree alguien que cuando se edifique ese vacío se va a respetar tal cual esa fachada?... porque este León que se azorra y calla ya se acostumbró a que las fachadas que se apuntalan para pervivir en lo nuevo acaben tan desfiguradas, que ni la madre que las parió las reconocería. Lo vimos en el edificio Pallarés con descaro delincuente. Al estar catalogado el edificio, su fachada era intocable y se gastó lo suyo en dejarla entablillada en pie, pero al edificar lo nuevo levantaron telón de malla opaca y cuando al fin lo bajaron apareció una fachada irreconocible, nueva, nada que ver, un por mis cojones de un arquitecto divino y lozano en delitos que además la forró de losa de piedra para que aparentara cosa seria.
Y ya se contaba aquí con otro precedente de truco... y trato: Casa del banco Santander en Ordoño ; su fachada no podia tocarse y, tras ocultarla con andamiaje de malla tupida, la desfiguración final fue memorable, se volatilizó todo rastro o parecido con la fachada vigilada por la ley y nadie objetó o amagó denuncia al ver la nueva casa pintada en rosa palo y con ese mirador que la hace ideal para una peli de Bollywood, tan indi él... pero ¿quién le tosió a su arquitecto por tanta ilegalidad si era el dios Chueca Goitia ?... pues a tragar, camaradas, se dijeron en el Colegio de Arquitectos, el que más exigió respetar la fachada original. (Y ahora se abren apuestas para la fachada de la Azucarera y su final).