Diario de León

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Ingenuos de nosotros, creímos que lo de la «nueva normalidad» conllevaba un paulatino retroceso de la pandemia, máxime cuando los mas incautos se tragaron a la vez esa optimista previsión de que las altas temperaturas veraniegas iban a contribuir a erradicar el virus. Y ya hemos visto que para nada. Estrenamos septiembre y en vísperas del curso escolar el bicho ha vuelto por sus fueros dispuesto a seguir complicándonos la vida hasta que no se encuentre (y se ponga al alcance de todos los mortales) la correspondiente vacuna, algo a lo que nadie se atreve a poner fecha.

En el otro curso, el político, no habido aprobado general más o menos encubierto, de forma que arranca con muchas asignaturas pendientes. Aparte de las relacionadas directamente con la Covid 19, el gobierno Sánchez arrastra la de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado que pongan fin a las servidumbres y restricciones de tener que seguir gobernando a estas alturas con las cuentas, se dice pronto, heredadas del Mariano Rajoy. Y lo de sacar adelante unas propias no se presenta a priori nada fácil.

En Castilla y León, las Cortes de Castilla y León abren hoy el curso político con una comparecencia del presidente de la Junta que, si bien versa formalmente sobre las reuniones de la Conferencias de Presidente, permitirá calibrar como andan las cosas entre el gobierno y la oposición. Los mismos que, con la única excepción de la UPL, firmaron el cacareado pacto para la «reconstrucción» de esta comunidad autónoma. Han pasado dos meses y medio desde entonces y muy poco sabemos de su aplicación.

Si opaca fue la negociación que desembocó en dicho pacto, menos transparante aún lo está siendo la de aquellos aspectos sobre los que los firmantes se emplazaban a alcanzar consensos de comunidad. El primero era la definición de un nuevo modelo de ordenación sanitaria, para la que se constituyó un grupo de expertos sobre cuyo trabajo no hemos tenido noticia. Tampoco sabemos en qué punto ha quedado la reforma de la atención primaria tras la imposibilidad de aplicar el plan piloto previsto en la comarca de Aliste, ni si se ha avanzado en el compromiso de revisar modelo de atención en las residencias de ancianos, epicentro y agujero negro de la pandemia en Castilla y León. (Por no saber, ni siquiera sabemos si la Junta ha realizado ese informe de parte sobre lo ocurrido en dichas residencias, en las que el coronavirus se ha cobrado mas de 2.600 víctimas mortales). A la vista está que una cosa es firmar pactos con odo boato y otra muy distinta remangarse y ponerse a trabajar para hacerlos efectivos.

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