Diario de León

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«La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». Lejos de resultar una ingeniosa humorada, la célebre máxima de Groucho Marx sigue más vigente que nunca en el universo político de nuestros días, y a todas sus escalas. Desde la invasión de Ucrania por el siniestro régimen de Putin, que ha puesto patas arribas la geopolítica mundial y nuestra cesta de la compra, al muestrario contenido en el libro Geografía del despilfarro en España , que cuantifica en 80.000 millones de euros los dilapidados a causa de las infelices ocurrencias de gobernantes de todas las administraciones.

En Castilla y León los principales problemas son comúnmente conocidos y algunos, como el de la despoblación y los desequilibrios territoriales internos, están certeramente diagnosticados. Sobre ellos tampoco se puede decir que se hayan aplicado remedios equivocados, ya que en realidad no se ha aplicado ninguno.

El primer reto de cualquier gobierno consiste en fijar las prioridades de gobierno y situarlas en el calendario Visto el programa legislativo pactado por PP y Vox para gobernar Castilla y León, podemos convenir que la iniciativa más perentoria sería la Ley de Competitividad y Desarrollo Rural, que de hecho ocupa el primer lugar en su acuerdo de Legislatura. Una Ley llamada a apoyar la actividad productiva y garantizar los servicios públicos en el medio rural, esto es, las bases para favorecer el empleo y mantener la población.

Sin embargo, dicha Ley se ha visto postergada al darse prioridad a dos reformas legislativas impuestas por Vox, la llamada Ley de Violencia Intrafamiliar y la derogación del decreto autonómico sobre Memoria Histórica. Claro ejemplo de que cómo las fijaciones ideológicas del socio minoritario del gobierno se anteponen a prioridades compartidas por todo el arco parlamentario.

Gobernar para todos requiere desprenderse de las orejeras ideológicas, lo que sigue sin hacer a estas alturas el consejero de Industria y Trabajo, Mariano Veganzones. Y así no es de extrañar que, obsesionado como «el virus del comunismo» y el «fanatismo climático», ni se haya percatado de la crisis desatada en el Grupo Siro, que ha suspendido la producción en sus cuatro plantas de Castilla y León alegando una deuda inasumible. De pena ha comenzado su andadura este consejero, al que le acaba de dimitir el recién nombrado gerente del Ecyl, vinculado empresarialmente a los talleres de empleo.

Urge que los representantes de Vox en la Junta, comenzando por el vicepresidente, García-Gallardo, en camisas de once varas con lo de la brucelosis bovina, se atengan estricta e institucionalmente a las competencias que tienen asignadas. De lo contrario, iremos camino de un permanente desvarío marxiano.

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