Diario de León

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Admitido como irrefutable que la aritmética parlamentaria en las Cortes de Castilla y León es la misma, en buena lógica cabía suponer que el cataclismo electoral de Ciudadanos en las pasadas generales marcaría un punto de inflexión en el devenir del gobierno bipartito que comparten el PP y dicha formación en esta comunidad autónoma.  

Dos razones de peso lo avalaban. De un lado, el estado catatónico en que han quedado las menguadas y divididas huestes que lideraba Albert Rivera, tras el 10-N un partido naufrago e irrelevante en la política nacional. La otra era el hecho insólito de que en la Junta fuera el socio minoritario el que mostrara mayor iniciativa política y acaparara el protagonismo mediático desde que echó a andar el gobierno de coalición. Frente al discreto perfil del presidente Alfonso Fernández Mañueco, la abrumadora omnipresencia -por lo general, contraproducente- del vicepresidente Francisco Igea, perejil de todas las salsas.  

Se suponía que la hecatombe lectoral moderaría al impetuoso Igea a la vez que Fernández Mañueco daría un paso adelante que reforzara su figura como máximo responsable del gobierno de la comunidad. Pero lo cierto es que ha pasado ya un mes y en la Junta las cosas siguen exactamente igual.  

Ante la pasividad del socio mayoritario, el vicepresidente y los consejeros de Ciudadanos siguen marcando la pauta, cuando no huyendo hacia adelante, como en la reforma de la atención primaria rural lanzada sin consenso ni político ni profesional por la consejera Casado. Y, lejos de sentirse abochornado por su paso por el banquillo judicial, Igea sigue atropellando todo lo que le sale al paso, sin que nadie en la Junta ose contrariarle (a lo sumo, el portavoz del grupo popular, Raúl de la Hoz, se permite alguna vez puntualizarle).  

Su brusco enfrentamiento con los sindicatos a causa la huelga convocada por la no restitución de la jornada de las 35 horas ha enrarecido el clima en torno al sacrosanto Diálogo Social. Y no es único encontronazo entre el vicepresidente y las centrales sindicales, ya que estas han vetado su intento de situar al frente del Servicio de Relaciones Laborales a uno de los ex diputados de C,s que no consiguió renovar el escaño en las pasadas generales.  

Entretanto, las discrepancias entre los agentes sociales, han obligado al Consejo Económico y Social a ponerse de perfil en torno a la supresión del impuesto de donaciones y sucesiones, la primera medida que puso en marcha el bipartito de la Junta, que mermará la recaudación a costa de seguir engordando la deuda pública. Y todo ello mientras PP y C,s han soslayado su obligación de elaborar unos nuevos Presupuestos, imperturbables ante los perjuicios que acarrea a la comunidad una segunda prorroga presupuestaria.

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