Diario de León

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Ala postre, y por ahora, la única consecuencia verificable de la fallida moción de censura en Castilla y León es que el gobierno bipartito PP-Ciudadanos ha perdido la mayoría absoluta con la que ha venido gobernando esta comunidad autónoma. Lo de si unos u otros han salido reforzados o debilitados del trance no dejan de ser una valoración tan legítima como imposible de verificar.

 La presidencia de la Junta mantiene el mismo titular, pero Alfonso Fernández Mañueco se verá obligado a partir de ahora a gobernar sin la mayoría parlamentaria con la que han contado sus antecesores desde hace 32 años. Es cierto que en la anterior legislatura Juan Vicente Herrera no dispuso de mayoría absoluta —el PP contó justo con la mitad de los 84 procuradores que integraban las Cortes (la sangría demográfica los ha reducido después a 81)— pero el empate le permitió gobernar como si la tuviera. Con unas mínimas concesiones a Ciudadanos, entonces en la oposición, sacó adelante los sucesivos presupuestos y sus iniciativas legislativas. 

 El actual gobierno de la Comunidad tan solo necesita un voto para evitar sobresaltos parlamentarios. Dispone de tres opciones entre las minorías que constituyen el grupo mixto de la cámara, que pueden ser cuatro si se cuenta la procuradora «no adscrita» cuya fuga de Ciudadanos ha causado la pérdida de la mayoría absoluta. Pero, excluida esta última, las otras tres opciones tienen su coste político.

Apoyarse en el voto de la procuradora de Vox. Fátima Pinacho, supone escorarse hacia la derecha-derecha y dar alas a un rival directo del PP en la próxima contienda electoral. La afinidad ideológica del procurador del Partido por Ávila, Pedro Pascual, está fuera de duda, toda vez que se trata de una formación escindida del PP abulense. Pero este es justamente el problema: supone dar cancha a un partido que en las últimas municipales arrebató a los populares la alcaldía de la capital abulense, que ostentaban casi desde tiempo inmemorial (Ávila es la única capital de provincia que desde 1979 no ha conocido alcalde socialista). 

 La última de las opciones es negociar el apoyo del procurador leonesista, Luis Mariano Santos, quien en la anterior Legislatura mantuvo un notable nivel de interlocución con el gobierno monocolor del PP. Pero esa proximidad se ha ido al traste con el actual gobierno autonómico, que ha llegado a equiparar la reivindicación de la autonomía leonesa con el separatismo catalán (como si, en lugar de una comunidad autónoma propia, León reclamar un Estado independiente).

Fracasado su intento de derrocar a Mañueco, el PSOE se ha lanzado a atacar el flanco débil de la falta de su mayoría absoluta, en la confianza de que apoyo de Vox le permita afirmar que Castilla y León ha pasado a estar en manos del trío de Colón.

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