Diario de León

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Apenas han transcurrido cuatro semanas desde las elecciones autonómicas del 13-F y la vorágine de los acontecimientos nos ha trasladado a una nueva realidad socio-política que no podíamos sospechar. Ha dado tiempo a que el PP abriera y casi cerrara la crisis interna más virulenta y traumática de toda su historia. Pero eso, que tan importante nos había parecido, es cuestión secundaria después de que el autócrata del Kremlin entrara a sangre y fuego en la pacífica Ucrania. En medio de todo ello, la pandemia, pese a seguir cobrándose diariamente muchas vidas, es casi una preocupación menor.

Con la invasión de Ucrania la sedicente recuperación económica, muy diezmada ya por una inflación disparada por la insoportable escalada de los precios energéticos, ha pasado a ser una quimera. Desde luego en lo que a los bolsillos del ciudadano se refiere (paradójicamente, el Estado recauda más, y empresas como las eléctricas siguen haciendo su agosto). «Vienen tiempos duros», ha advertido Pedro Sánchez por si todavía no nos habíamos dado cuenta.

Con este panorama, próximo a la tormenta perfecta, arranca esta semana la nueva Legislatura Autonómica, sin que de momento se hayan despejado las incertidumbres sobre la gobernabilidad. A día de hoy ni siquiera existe acuerdo sobre la presidencia de las Cortes, que se disputan PP y Vox con el PSOE como tercero en discordia.

Independientemente de cómo se resuelva lo anterior, la única certeza es que a finales de mes se celebrará la sesión de investidura con Alfonso Fernández Mañueco como candidato. Previamente, habrá decidido sobre dos opciones absolutamente contrapropuestas: Pactar con Vox un gobierno de coalición en la Junta o gobernar en minoría mediante una abstención del PSOE condicionada al aislamiento de la extrema derecha.

Feijóo está diseñando una política de pactos tan distante de la de su antecesor como de la que propugna Isabel Díaz Ayuso, pero el actual interregno en Génova le ha permitido ponerse de perfil, dejando que Mañueco asuma la responsabilidad que por otra parte le compete. Y a tenor del ambiente que se respira, las apuestas están abrumadoramente a favor del previsible pacto entre PP y Vox para compartir por primera vez el gobierno de una comunidad autónoma. Con lo mucho que ello significa en la actual situación política española.

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