Diario de León

El fuego arrasa una casa en Valseco y expone la inferioridad de los pueblos

Se declaró de madrugada mientras su dueña, una mujer octogenaria, y la hija dormían y los vecinos fueron los primeros en enfrentar las llamas

Adoración observa el estado en el que ha quedado su casa desde la ventana de la vivienda de una de sus hijas. ANA F. BARREDO

Adoración observa el estado en el que ha quedado su casa desde la ventana de la vivienda de una de sus hijas. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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Adoración no quita el susto del cuerpo y no es para menos con lo que ha vivido. A sus bastantes más de 80 años acaba de perder su casa y toda su vida dentro. Un fuego la destrozó, declarado de madrugada mientras ella y una de sus hijas dormían ajenas a la tragedia que se mascaba. Por suerte, su hija se percató del humo y vio de cerca las llamas con tiempo suficiente para sacar a la madre de la cama con la cabeza envuelta en una toalla y ponerla a salvo en la calle. Después, empezó a gritar para alertar a los vecinos, que no tardaron en salir y tocaron las campanas como es costumbre en los pueblos. Todo sucedió en Valseco (Palacios del Sil), entre la una y las dos de la madrugada. La hora exacta nadie la sabe porque todos estaban durmiendo.

Hasta las siete de la mañana no se dio el fuego por controlado, pero el trabajo de los bomberos se extendió más allá del mediodía para evitar reigniciones. Mientras ellos enfriaban los restos de la vivienda, Adoración observaba la escena desde la ventana de la cocina de la casa —habitualmente cerrada— de otra de sus hijas, todavía en shock, con la mirada triste y convencida de que salvó la vida por poco. Su hija se la salvó.

De no ser por los vecinos, tal vez su casa no hubiera sido la única arrasada por el fuego. Los más jóvenes se apresuraron a hacer uso de las mangueras que no hace mucho adquirió la Junta Vecinal, justo cuando el Ayuntamiento cambió la red de bocas de incendio. Con eso y un pequeño camión motobomba municipal hicieron lo que pudieron hasta que los bomberos llegaron. Los primeros fueron los de Villablino, que tardaron unos 50 minutos según el relato de los testigos. Más o menos dos horas después, llegaron los de Ponferrada, pero allí ya no quedaba nada; así que se centraron en evitar que el incendio se propagara al resto de casas colindantes en la calle Real, la principal de Valseco.

Ninguna otra sufrió daños, pero la casa de Adoración quedó en el esqueleto. Una casa de pueblo con mucha madera que fue presa fácil del fuego. Cuando los primeros efectivos de los servicios de extinción llegaron a Valseco, la cubierta ya había colapsado hacia el interior de la vivienda y era imposible acceder. Poco después, se vinieron abajo también el bajocubierta y el alero. A mediodía de ayer, la escena era dantesca.

Ahora que Adoración ha perdido su casa, el Ayuntamiento de Palacios del Sil le ha ofrecido soluciones. Concretamente, una vivienda turística de titularidad pública ubicada en el pueblo de Mataotero. Pero Adoración no tiene ganas ni intención de moverse de Valseco. El alcalde, Roberto Fernández, recuerda también la existencia de un fondo de contingencia municipal al que se recurre para casos como este. Se hizo hace unos años cuando ardió otra casa en Cuevas y el proceder será el mismo. Y es que esta mujer mayor con la vida más que andada ha perdido la casa y todo lo que había dentro. Hasta los medicamentos que toma a diario tuvieron que comprar con urgencia ayer para poder mantener la pauta.

El incendio de la casa de Adoración vuelve a poner de relieve la necesidad de dotar a los pueblos de los medios y servicios necesarios para poder hacer frente a desgracias como esta. Valseco es un pueblo de montaña localizado a casi 60 kilómetros de Ponferrada, que llevan como mínimo una hora de viaje, y a unos 25 kilómetros de Villablino. Con estas distancias y tiempos, sin medios municipales o propios de la pedanía tal vez hubiera sido imposible salvar todas las casas que lindan con la vivienda afectada. «Estaríamos hablando de una tragedia muchísimo mayor si no llega a ser porque en Valseco todavía vive gente joven y por las mangueras del pueblo», aseguró el alcalde.

En Valseco hay mangueras, pero no hay ninguna cobertura. Tal es la situación que para poder hablar por teléfono móvil, los vecinos tienen que valerse de la red de internet de la que disponen gracias a una conexión por satélite que ellos mismos pagan. Pocas facilidades, entonces, para avisar a los servicios de emergencia en caso de necesidad. Y para esto no basta con tocar las campanas.

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