Diario de León
El delantero uruguayo del Girona Cristhian Stuani logró el empate frente al Madrid después de transformar un penalti. JUAN CARLOS HIDALGO

El delantero uruguayo del Girona Cristhian Stuani logró el empate frente al Madrid después de transformar un penalti. JUAN CARLOS HIDALGO

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Lo había avisado Carlo Ancelotti, desde la experiencia de quien lo ganó todo y bien sabe que no hay equipos intocables (1-1). Los baches llegan siempre en una temporada y el Real Madrid se adentra en el primero cuando menos se esperaba, sin reaccionar a la derrota de Alemania ante un Girona sobrado de personalidad, golpeado por Vinícius pero arrancando un empate del Santiago Bernabéu tras un penalti que provoca debate y que no desaprovechó Stuani.

El Girona aceptó la propuesta del Real Madrid. Pudo ser golpeado al primer minuto, en la ocasión de Modric, pero respondió con rapidez lanzando un mensaje, cuando el Taty remataba como nueve puro. No lo tiene Ancelotti, que inventa con Rodrygo y busca el peligro con la movilidad de sus hombres de ataque. El brasileño hizo volar a Gazzaniga en su mejor ocasión y chutó raso al poste con un disparo seco en una acción de Fede.

Camavinga, haciendo de Tchouaméni, realizaba coberturas claves pero fue superado cuando el balance defensivo no fue el correcto. Faltaban esfuerzos hacia atrás y ya en un contragolpe en superioridad había perdonado Valery, que acarició el poste con su testarazo al centro de Arnau, cuando el travesaño repelió un latigazo de Yangel Herrera. De una variante impropia del Girona, un balón en largo de su portero que encontró la permisividad de Carvajal a Valery, el pulso entre ambos y el susto en el cuerpo del Bernabéu.

Se confirmaba que el atasco del Real Madrid iba más allá del exceso de confianza y la falta de tensión competitiva de Leipzig. Con menos frescura física general, sin fluidez en su fútbol, necesitaba la calidad individual. El escenario en el que aparece Vinícius, perdido en guerras sin sentido para pugnar por un balón que ya había salido por la línea de fondo, encararse y pedir una agresión de David López, pero siempre fiable cuando se le necesita.

Lo cierto es que hasta su gol, el Girona hizo méritos para merecer más. Y como ocurrió ante el Sevilla, cuando el Real Madrid apretó, encontró el premio. A los 70 minutos, con la potencia de Valverde en la ruptura, el pase preciso y la llegada por sorpresa de Vinícius, máximo goleador madridista con su noveno tanto del curso.

En esta ocasión ese arreón que tumba rivales no lo logró del todo con el Girona, salvado por su portero en una gran parada a Marco Asensio, que encontró el premio a su esfuerzo desde el VAR con una mano de las que jamás habrían sido penalti antes de la existencia del videoarbitraje.

No le quedaba otra al líder que la heroica, sintiendo el vértigo cuando Riquelme perdonó el despiste de Rüdiger con todo para marcar y desesperado contra el arbitraje cuando el tanto clásico del Bernabéu en el añadido, lo anuló Melero López por falta de Rodrygo al portero. El Madrid cierra una mala semana.

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