Diario de León

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Como triunfo regional y personal, el País Vasco y Cataluña (digan Catalunya y Euskadi ahora que han de cortejarles) se adjudican el frenazo que dio España al avance de la ultraderecha (y queriendo cobrarlo amén de lo suyo; menuda es su raza), pues en las dos comunidades que se dicen nación les fueron decisivos a los socialistas los votos con que tanto crecieron inesperadamente a costa de papeletas nacionalistas. ¿La razón?... en ningún otro lugar del «solar patrio» se masticó con tanto pánico la vieja alarma,  ¡que viene el lobo! , o sea,  ¡Paco con la rebaja! , viéndole al Paco Franco las orejas que ahora son de burro si van en la cabeza de un Vox arrodillado en el rincón del aula ibérica y con los brazos en cruz mascullando nuevas cruzadas por el Imperio hacia Dios.

El que se fugó de España en el maletero de un coche caminito a su «cárcel» en Waterloo querrá ahora volver en carroza plateá con mossos de alabarderos como  El Deseado , aquel Fernando VII absolutista que al final sólo fue « el rey Felón ». Puigdemont viene teniendo todos estos días orgasmos secos por disimularlos. O no tanto, porque hay que ver las ínfulas y los listones que ya está poniendo en el estaribel de los pactos para que no se los salte ni Cristo: amnistía para él y su tía, senda libre para su «sí, ará, ín-dé-pén-dén-ciá» en referendum no consultivo... y la escoba de barrer toda broza española de su finca. Es el catalanismo sulfurado tras unas urnas en las que el independentismo sólo rascó un 27%. Se barruntan venganzas y no renunciarán a ellas, como cuando les mataron a su Roger de Flor y saquearon media Grecia con sus almogávares mercenarios (cuando un griego quiere maldecir, aún hoy dice « ojalá te alcance la venganza catalana »). Porque ¡anda que no son resentidos!, que no lloran, que no son aviesos, que no son listos, que no chantajean, que no exigen, que no insultan, que no les importa nada la odiosa España colonial, que no se ríen de la desgracia ajena, que no... Picarán tan alto, que nos harán ir a nuevas elecciones, insiste Peláez. Por joder.  Anda que no ni na .

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