El apóstol que viaja en un ‘dos caballos’

josé carlos rodríguez

Paseando por la ciudad en un ‘dos caballos’, comiendo marisco o en una revisión médica de los pulmones, órganos afectados por el ‘botafumeiro’. Así retrata el periodista e ilustrador Juan López Rico al apóstol más gallego en Santiago en Compostela (Ézaro). Se trata de una colección de viñetas que con un humor «amable» narran la vida contemporánea de uno de los seguidores más famosos de Jesús.

«Quería mostrar una imagen de Santiago más próxima, más mundana. Retratarlo como un vecino más de la ciudad, que tiene las mismas preocupaciones que nosotros y que tiene su trabajo en la catedral», explica López Rico (Ribadeo, Lugo, 1955) en una conversación con Efe.

Según cuenta en su libro, ser apóstol es su «oficio», por el cual pasa «unas horas en la catedral», participando en las ceremonias. Sin embargo, al salir del trabajo, como todo hijo de vecino, «sale a tomar vinos, pasea por la ciudad y se corta el pelo en la barbería».

La idea es «reivindicar» la figura de Santiago y «alejarlo de esa idea que se tiene de guerrero», asegura López Rico, que en sus viñetas retrata a un Santiago «amable», más cercano al pueblo que a la jerarquía de la religión católica.

Por eso no duda en situarlo paseando por la Alameda, por la plaza del Toural o por Platerías, e incluso en un estadio de fútbol, que no podría ser otro que el del Compos, el San Lázaro.

Este Santiago se atreve incluso a realizar comentarios irónicos sobre política y religión. Comiendo en un restaurante, rodeado de mariscos de primera categoría, reconoce que la compañía «no podía ser más importante en la Última Cena», aunque gastronómicamente hablando «fuese un desastre». Todo un verdadero gourmet, que admite que mereció la pena morir y que le condujesen a Galicia «solo por el lacón con grelos».

Las creaciones de López Rico, que dirigió durante años la Agencia Efe en Galicia, responden al ingenio y a la imaginación. Sin embargo, según cuenta el artífice de esta obra, necesitaban una «justificación, una excusa», que encuentra rápidamente en la figura de un historiador, llamado Xacobe y no por casualidad, que antes de morir le entrega varios documentos sobre la vida del apóstol y la misión, con instrucciones incluidas, de realizar las viñetas.

«Lo utilicé como un recurso para después poder presentar un texto un poco surrealista o estrambótico y así tener la libertad total de poder inventarme cualquier cosa», comenta López Rico.

Con carácter previo a las 41 viñetas, que retratan la vida de Santiago en la actualidad, fundamentalmente, este ilustrador y periodista incluye un texto breve que da unas «pinceladas» sobre la vida y actividad del apóstol en Galicia desde el siglo I al siglo XX, que en algunos puntos está íntimamente relacionada con el obispo Galaico Prisciliano. «Ambos tenían una idea muy similar del cristianismo y ambos fueron decapitados más o menos a la misma edad», asegura López Rico, que cuenta que el apóstol surgió de forma natural como un personaje más, entre otros muchos, en sus viñetas diarias en El Correo Gallego o en Galicia Hoxe, pero que fue ganando fuerza y por eso pensó en realizar un libro con Santiago como protagonista.

Aunque el apóstol se reúne con diferentes ciudadanos de Santiago, según detalla López Rico, «no todos tienen el privilegio de verle y poder hablar con él», algo que está reservado solo para «los verdaderos compostelanos».