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Francia, a la cabeza de las protestas

Fotografía de una de las protestas de los agricultores ayer en Francia. Mohammed Badra

Fotografía de una de las protestas de los agricultores ayer en Francia. Mohammed Badra

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Agencias

Francia, Alemania, Grecia... el campo de toda Europa está en pie de guerra para protestas contra las medidas adoptadas por la Unión Europea que están llevando a la ruina al sector.

En Francia, los agricultores cortaban ayer las principales autopistas de entrada desde España y sus protestas llegaban hasta el mismo París.

El presidente francés, Emmanuel Macron, pedirá en la cumbre de la Unión Europea (UE) del próximo 1 de febrero una nueva derogación de la obligación de dejar un 4 % de la tierra en barbecho, y simplificar la PAC, dentro de las medidas para tratar de aplacar las protestas de sus agricultores.

«Hay que simplificar la PAC, es un hecho», afirmó este viernes su primer ministro, Gabriel Attal, desde una granja de Montastruc de Salies, al norte de Toulouse, a donde se desplazó para desgranar una panoplia de ayudas en favor del sector agrícola, que desde hace ocho días ha aumentado la presión sobre su Gobierno con bloqueos de autopistas y carreteras por todo el país.

Attal, que prometió también acelerar los pagos de la Política Agraria Común (PAC), de la que Francia es el primer beneficiario con 9.000 millones de euros al año, dijo que «aunque Europa es nuestra mejor protección, tenemos que mantenernos firmes para defender nuestra agricultura».

«No queremos depender de los demás para nuestra alimentación», subrayó antes de señalar que una de sus prioridades es «no dejar nuestra agricultura en manos de la competencia desleal».

Fue su respuesta a una de las quejas más repetidas por los agricultores en sus protestas de los últimos días: tener que competir con productos producidos con reglas medioambientales o sociales menos estrictas que en Francia.

Por eso anunció que Francia continuará exigiendo en las negociaciones comerciales de la UE las llamadas ‘cláusulas espejo’, es decir que los otros bloques económicos que busquen un acuerdo con Europa tendrán que asumir sus reglas sanitarias, medioambientales y sociales para poder exportar a los Veintisiete sus productos.

Attal accedió a una de las principales exigencias de los agricultores, el mantenimiento de las exenciones fiscales al gasóleo agrícola, con un cambio en la gestión para acabar con unos procedimientos que exasperan a muchos beneficiarios.

De aquí al verano, esa exención se les aplicará automáticamente cada vez que vayan a repostar gasóleo, de forma que no tendrán que avanzar el dinero y luego reclamar el reembolso a final de año. Además, prometió que desde el mes de febrero se les pagarán los avances que hayan hecho (hasta ahora cobraban al final del año).

El primer ministro hizo una cascada de anuncios para «simplificar drásticamente los procedimientos» administrativos y burocráticos, que concretó en diez medidas que estarán incluidas en un decreto que debe publicarse mañana.

Esa simplificación significará, por ejemplo, que el plazo para presentar un recurso contra un proyecto agrícola -por ejemplo para construir un depósito de riego- se reducirá de cuatro a dos meses, se suprimirá una instancia de recurso y se creará «una presunción de urgencia» por la que los jueces tendrán que dictaminar en un periodo máximo de diez meses.

Igualmente indicó que una explotación no podrá ser objeto de más de un control administrativo al año.

El primer ministro avanzó que la llamada ‘ley Egalim’ que estipula las reglas de negociación entre los agricultores, los industriales y los grupos de distribución, y que no se podrán fijar precios por debajo de los costos no tiene todo el efecto esperado y por eso Gobierno va a poner una «presión máxima» y más controles.

Una presión que concretó avanzando que se han constatado infracciones y que habrá «tres sanciones muy duras contra empresas importantes», a las que no nombró. «No nos temblará el pulso», aseguró. Horas antes, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, había recordado que las multas pueden alcanzar el 2% de la facturación de las compañías infractoras.

Attal desgranó también una retahíla de ayudas sectoriales o regionales: para las explotaciones de viticultura afectadas por la crisis de exceso de producción, para las de Bretaña afectadas por el último temporal o para el reembolso de los gastos de veterinario.

El discurso del primer ministro fue una gran operación de comunicación, junto a un cobertizo de la granja que había visitado, y utilizando como mesa una paca de paja, y fue seguida con ansiedad en directo en las decenas de puntos de bloqueo en los que participaron varios miles de tractores por todo el país.

Bloqueos que paralizaron la circulación en cientos de kilómetros de autopistas y que desde primera hora de la tarde cortaron algunos de los principales ejes de acceso a París.

Por su parte, el jueves, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que confía en que el diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura en la Unión Europea para encontrar un «nuevo consenso» sobre el futuro del campo y acabe con la polarización vista en los últimos tiempos.

En su discurso de inauguración de ese diálogo, la presidenta de la Comisión afirmó que «encontrar un consenso y una visión común sobre el camino a seguir no es una tarea fácil», pero consideró que el paso dado el jueves «es una inmensa oportunidad (...) para dar forma a una parte esencial de la economía del futuro y para preservar una parte esencial de nuestra alma y nuestro estilo de vida europeo».

Von der Leyen dijo que ese consenso que se busca se refiere a cuestiones como por ejemplo la manera de «elevar el nivel de vida de los agricultores y el atractivo de las zonas y comunidades rurales», de lograr que la agricultura sea sostenible o aprovechar el conocimiento y la tecnología en el sector.

«Queremos escuchar, discutir y desarrollar escenarios para el futuro. Se trata de describir el camino adelante juntos», subrayó.

Recordó que planteó la idea del diálogo por primera vez en su último discurso sobre el Estado de la Unión porque «todos sentimos que hay una creciente división y polarización cuando se trata de temas relacionados con la agricultura».

«Creo que sólo podemos superar esta polarización, a menudo profunda, mediante el diálogo», indicó la presidenta de la Comisión.

Las protestas de los agricultores europeos, extendidas a Alemania, Francia, Polonia, Grecia o España, han puesto de relieve el descontento de un sector que lleva años atravesando distintas crisis, denunciando la presión del Pacto Verde europeo y la competencia desleal.

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