Diario de León

Artesana de ilusiones

Rosa García Morán es voluntaria con personas drogodependientes en Cruz Roja

Judith Feliz Scarga y Rosa García, con algunas de las obras que se realizan en el taller de artesanía. RAMIRO

Judith Feliz Scarga y Rosa García, con algunas de las obras que se realizan en el taller de artesanía. RAMIRO

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León

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Carmen Tapia

LEÓN

La estrategia de rehabilitación de personas con problemas de drogodependencia con trastornos duales en los centros de aención ambulatorio abre ventanas cuando las puertas se cierran.

El programa de Cruz Roja funciona desde hace tres años con distintos proyectos y talleres a los que asisten medio centenar de personas. Uno de los últimos puestos en marcha es el que dirige la artesana Rosa García Morán, un programa dentro de los subvencionados por el IRPF autonómico que gestiona la educadora social Judith Feliz Scarga. «Este programa surge por la necesidad de ocupar el tiempo libre de las personas con algún tipo de adicción y que tiene en marcha Cruz Roja en León», explica Judith. A los distintos talleres, tras una selección del personal que pasa por una entrevista con el médico, con el psicólogo, la trabajadora social y la educadora social, los talleres se organizan de forma individual o grupal. Hay talleres de técnicas de estudio o de inteligencia emocional, «pensados todos para cumplir con las necesidades de los usuarios».

Rosa García es artesana. Tiene un taller de vidrio en Palacio de Torío donde realiza vidrieras y complementos de moda. Desde hace una año es voluntaria de Cruz Roja y aporta lo que mejor sabe hacer. Una vez a la semana imparte un taller de artesanía con materiales reciclados.

«Empecé por curiosidad y este proyecto me ha ilusionado mucho. Veo que las personas que participan tienen muchas habilidades», lo que aumenta el entusiasmo por este proyecto no sólo de los usuarios—doce en total—sino de la organización del proyecto que ya están pensando en realizar una exposición con todos los trabajos realizados.

«Utilizamos material orgánico, reciclado, que nos encontramos por la calle y le damos una segunda vida. Tenemos una buena colección de colgantes, marca páginas, collares, pendientes, pulseras y broches, y utilizamos pintura reciclada. La idea de poder exponer todo lo que hacen ha generado muchas ilusiones y proponen ideas para nuevos diseños».

Los talleres se organizan una vez a la semana, aunque los usuarios participan también en otros cursos de Cruz Roja el resto de la semana, como un club de lectura y cursos de inglés. «Lo más importante que vemos es que se ha creado una cohesión grupal, se identifican con el grupo y se ilusionan con nuevas propuestas», destaca Judith Feliz. Las personas que participan tiene un rango de edad que va entre los 18 y los 67 años.

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