Diario de León

Los renglones torcidos del alzhéimer

El criminólogo leonés Carlos Monroy Alonso analiza el trazo de personas con la enfermedad y las compara con otras

Carlos Monroy Alonso estudió la escritura de personas con alzhéimer como trabajo de fin de máster. BENITO ORDÓÑEZ

Carlos Monroy Alonso estudió la escritura de personas con alzhéimer como trabajo de fin de máster. BENITO ORDÓÑEZ

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León

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ana gaitero

LEÓN

Trazo menos legible, letras de mayor tamaño, menos distancia entre los rasgos de una palabra... El alzhéimer se refleja en la escritura de las personas que lo padecen. «Poseen unos parámetros gráficos comunes», afirma el criminólogo leonés Carlos Monroy Alonso. Este experto en grafología analizó la escritura de personas con alzhéimer del centro de día de La Bañeza para el trabajo de fin de máster.

Según las conclusiones del estudio «el trazo de la escritura escrito posee menor legibilidad lo cual dificulta su lectura, la letra es de mayor tamaño, se da un menor distanciamiento entre las letras dentro de la palabra, se da una presión débil con alguna pérdida de tinta, hay gran variabilidad respecto a los parámetros de escritura tales como tamaño, presión, inclinación ,etc.,».

Estos rasgos denotan una «velocidad de escritura lenta por lo

que ejecutará menos palabras por minuto», añade. Las personas que padecen alzhéimer muestran «una falta de orden notable en cuanto a márgenes, hay blancos o vacíos en la hoja en lugares donde no corresponde (fantasma gráfico), y la firma es sencilla constando únicamente de nombre y uno u dos apellidos sin rúbrica». Otro aspecto característico de la escritura de las personas con alzhéimer es que «se da coetaneidad entre firma-texto». En el trabajo de fin de Máster Oficial en Criminalística por la Universidad Camilo José Cela descubrió «ciertos rasgos gráficos muy característicos y especiales que se dan en los sujetos con alzhéimer, tales como el hecho de que aparezcan muchos temblores, torsiones, cuadrangulaciones, etc. que se debe a la falta de psicomotricidad derivada de la enfermedad, así como a momentos en que el sujeto se queda pensando cómo continuar».

El grafólogo anotó como «destacable la continua y constante aparición de pseudopies, esto es, la realización de un pie donde no corresponde como podría ser en una letra “d”. La variabilidad e inestabilidad de los parámetros nombrada anteriormente hace referencia a una volición cambiante, un temperamento inestable, humor cambiante, etc». Igualmente, los blancos en la hoja o «fantasmas gráficos» «se refieren a la irritabilidad, ansiedad, angustia o temor».

Un patrón gráfico

El objetivo principal de la investigación era hallar un patrón gráfico común en personas con alzhéimer. Para llevar a cabo la investigación psicografológica, Carlos Monroy tomó la muestra escritural de 9 personas del grupo experimental (personas con Alzheimer) en el Centro de Día AFA de La Bañeza. Posteriormente tomó una muestra de otro grupo control (no padecen alzhéimer) con características similares para el análisis comparativo.

El investigador se ha basado en el método Grafonómico, originario de la escuela francesa cuyo máximo exponente es Jules Crépieux-Jamin. Se trata de estudiar «las medidas de todos los elementos posibles, esto es medir los 8 grandes parámetros (tamaño, presión, inclinación, cohesión, forma, dirección, velocidad y orden), pero no sólo en su forma objetivo sino teniendo en cuenta que la escritura es un reflejo psicológico de la persona, esto es el aquí y ahora del sujeto por lo que puede variar de un momento a otro», explica el grafólogo.

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