Diario de León

| Reportaje | El peligro de los campos electromagnéticos |

Las abejas no quieren electricidad

Dos apicultores de Toreno consiguen que la Junta modifique el trazado de una línea de media tensión debido a la influencia negativa de los campos electromagnéticos sobre 128 colmenas

Dos apicultores trabajando en un colmenar de la provincia, en una imagen de archivo

Dos apicultores trabajando en un colmenar de la provincia, en una imagen de archivo

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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Los apicultores saben muy bien que si una abeja reina se desorienta, toda la colmena puede morir. Por eso Carmen y Solís Fernández, que tienen 128 colmenas y más de diez millones de abejas en una explotación apícola de Toreno, se pusieron en lo peor cuando supieron que el Servicio Territorial de Industria de la Junta de Castilla y León había autorizado el trazado una línea área de media tensión entre Villar de las Traviesas y Librán sobre su finca. Un año después de que alegaran contra la instalación, y con los argumentos de todo un premio Nobel de por medio, los dos apicultores han conseguido que la administración de marcha atrás y obligue a Unión Fenosa a alejar la línea de media tensión de su colmenar porque los campos electromagnéticos del tendido pueden afectar a las abejas reinas, que se orientan a través del campo magnético terrestre, y echar a perder la producción de miel. Carmen y Solís Fernández- este último impulsor del Museo Natura Ibérica de Carracedelo en su condición de zoólogo y taxidermista- aseguran que otras colmenares de su propiedad junto a tendidos eléctricos han perdido hasta el 80 por ciento de la producción de miel. Y en la Dirección General de Energía y Minas no solo les ha creído después de recibir un informe técnico de la Consejería de Agricultura, sino que ha comprobado que en la zona afectada no hay ningún accidente geográfico que dificulte el cambio del trazado, al contrario de lo que argumenta Fenosa. La compañía deberá ponerse ahora de acuerdo con los apicultores para situar la línea de media tensión como mínimo a cien metros de la colmena más próxima o dejar que sea Industria quien establezca el trazado definitivo. Y la distancia mínima establecida incluso podría considerarse corta si la Junta hubiera valorado que el radio de acción de las abejas se sitúa en torno a los tres kilómetros de sus colmenas.

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