Diario de León

CAMPO

La alteración climática transforma la huella de las plagas en los cultivos

La sequía ha influido mucho en la baja incidencia del fuego bacteriano, el mildiu o el ‘black rot’

Un viñedo del Bierzo, en una imagen del pasado verano. ANA F. BARREDO

Un viñedo del Bierzo, en una imagen del pasado verano. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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El año 2005 había sido, hasta la fecha, el más seco de los últimos 29 años en el Bierzo, con 431 litros por metro cuadrado recogidos en la estación meteorológica de Carracedelo. Pero en los diez primeros meses de este 2022, el volumen de lluvia ha caído hasta los 290 litros por metro cuadrado. Salvo que en noviembre y diciembre el pluviómetro acumule cifras de récord, este pasará a ser el año más seco de la serie histórica iniciada en 1993. Esa sequía unida a las altas temperaturas —la máxima absoluta se elevó tres grados sobre la media anual, hasta los 40,2º— ha propiciado un cambio en la huella de las plagas y enfermedades que afectan a los cultivos. Una de las más temidas por los fruticultores, el fuego bacteriano, ha tenido una incidencia muy baja por la falta de humedad y lo mismo ha sucedido con el mildiu de la vid. En cambio, la polilla del racimo se ha visto claramente favorecida por el calor. Son datos de la Estación de Avisos Agrícolas del Bierzo.

La falta de lluvias

En un año normal se recogen del orden de 700 mm y hasta octubre habían caído 290 mm

Es difícil afirmar que la tendencia en la comarca es hacia el calentamiento climático en base a la información recogida por la estación de Carracedelo. De hecho, salvo este año que sí ha sido «muy anómalo» —reconocieron fuentes de le Estación de Avisos Agrícolas— la evolución de las temperaturas máximas y mínimas absolutas en los últimos doce años ha sido bastante estable, en torno a los 37,5 grados la mayor y nunca por debajo de los 11 grados bajo cero.

Por lo que respecta a la temperatura media anual, se ha movido entre los 12 y los 13 grados en los últimos años, pero no en una progresión al alza, sino con subidas y bajadas en función de la anualidad. Cambios que también han marcado la evolución de la población de las diferentes plagas de artrópodos. «Existe cierta correlación entre la temperatura y el nivel de capturas: Cuanta más temperatura más capturas, es decir, más nivel de plaga; pero esto no siempre se cumple», explicaron desde la Estación de Avisos Agrícolas en base a los datos recogidos por los sistema de trampeo implantados para conocer el desarrollo de las plagas.

La polilla de la vid

En su caso, hay una relación directa entre temperaturas altas y una mayor incidencia

Está claro que «la temperatura influye fuertemente en el desarrollo de los artrópodos, pero no es el único factor ni influye por igual en todas les especies», apuntaron las mismas fuentes. De hecho, mientras que en el caso de la polilla del racimo la relación es clara, con el barreno de los frutales no sucede lo mismo. Este año, por ejemplo, no ha habido ninguna captura de ejemplares de esta especie ( Cydia pomonella ) en las trampas. «Sí ha habido plaga y algún ataque en alguna parcela, pero no sabemos exactamente a qué responde esa ausencia total de capturas», explicaron.

El cambio de especies y variedades cultivadas, así como la modificación de los tratamientos que se aplican también influye en la incidencia de las plagas al margen de la temperatura.

El último año agrícola comenzó el 1 de agosto de 2021 y terminó el pasado 31 de julio. En este período de tiempo, se recogieron 455 litros por metro cuadrado de precipitaciones. La media anual normal del Bierzo está en torno a los 700 litros por metro cuadrado, por lo que la cifra ha sido claramente inferior y eso ha dejado huella en los cultivos. En el caso de los árboles frutales, son las heladas las que más han influido en la merma de las producciones; pero para los viticultores la sequía ha sido determinante, al igual que para la producción de castaña, con un fruto más pequeño este año.

2022, el año anómalo

La temperatura máxima absoluta ha saltado hasta los 40,2º de una media anual de entorno a 37,5º

«Nunca había habido un año igual que este, tan seco y cálido. Esto no es lo habitual», aseguraron fuentes del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos del Bierzo, que también incidieron en que ningún registro apunta a una calentamiento progresivo, sino que lo que se está produciendo es una variación importante del clima de un año a otro.

«Hay años que llueve mucho y otros que son muy secos, con diferencias muy grandes de unos a otros», apuntaron. Por eso, la gestión de los cultivos «será a base de prueba y error. Habrá que ir adaptándose a lo que venga y, mediante diferentes prácticas de cultivo, se puede ir modelando la manera de hacer frente a los cambios de la climatología», consideraron desde la DO.

Otros factores

El cambio de especies, de variedades cultivadas y de los tratamientos también influye en las plagas

Al igual que ha pasado con el fuego bacteriano y el mildiu, la afección por black rot , otra de las pesadillas para los viticultores, ha estado contenida. Al ser una enfermedad causada por un hongo, que requiere de altas temperaturas y humedad para su desarrollo, se ha visto perjudicada por la sequía. «Con un año tan seco como este no se desarrollan determinadas enfermedades porque no se dan las condiciones y con un par de tratamientos se saca adelante la cosecha». Frente a ello, el estrés hídrico que, en el caso de la vid, ha influido en el peso de las uvas.

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