Diario de León

Patrimonio minero en ruina

Cargaderos en el olvido

Las antiguas estructuras de transporte de carbón son hoy el ‘patito feo’ del patrimonio industrial minero que ha quedado en las cuencas bercianas

Antiguo cargadero de carbón del Pozo Julia. DE LA MATA

Antiguo cargadero de carbón del Pozo Julia. DE LA MATA

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Según un artículo publicado en ABC, con fecha de 7 de noviembre de 1954, que recoge también Xavier Lago, los cargues de carbón de Ponferrada tenían una capacidad de 180.000 toneladas mensuales. «Antes se cargaban 1.700 toneladas de carbón por día, con las nuevas instalaciones se alcanzan las 5.000 toneladas, y algún día las 8.000», señalaba la noticia, que recordaba la prueba de cargar un tren minero con 400 toneladas en 40 segundos.

En otros países se conservan estas estructuras. Las hay incluso de madera. Es el caso de los cargaderos de Dunston Staiths de Gateshead, Inglaterra, que son, junto con el de Orconera de Barakaldo (Vizcaya), los dos únicos con parte de su estructura de madera sumergida en el mar que quedan en pie en el mundo. Los Dunston Staiths fueron construidos en 1893 por el North Eastern Railway para cargar carbón en buques con destino a Londres y al continente europeo y cerraron en 1982. Hoy, los 526 metros de largo de estos cargadero staiths están protegidos como monumento histórico, y se cree que es la estructura de madera más grande de Europa.

El historiador berciano José Antonio Balboa, explica que los cargaderos de carbón son grandes instalaciones, en general, muy parecidas, ya que se trata de depósitos o tolvas construidos en hormigón con unos descargaderos, normalmente un orificio o boca cerrado por una compuerta de hierro que se abre y cierra para descargar el carbón; en unos casos sobre los vagones de un ferrocarril, como ocurre en los de La Placa de Ponferrada —sobre el de Renfe—, Santa Cruz del Sil (Ponfeblino) o el de Mina Sucesiva en el de Sabero a Cistierna; en otros casos sobre camiones, como los que se encuentran en Torre del Bierzo y otras minas de la Cuenca del Boeza, explica este experto en patrimonio industrial.

«Los cargaderos forman parte de la minería del carbón, como los pozos y castilletes, los sistemas de transporte (por baldes o ferrocarriles), y los lavaderos; por tanto, tienen un interés histórico el conocerlos, documentarlos y estudiarlos», relata Balboa, que añade: «No tengo tan claro su interés patrimonial, pues son instalaciones difíciles de ser reconvertidas y utilizadas para otros usos. Creo que siempre que no comprometan la necesidad de los espacios que ocupan, pueden conservarse porque, con alguna excepción, como los de La Placa, se encuentra en lugares sin otro interés actual».

Patrimonio Industrial
Los alcaldes creen que se deberían conservar pero ningún ayuntamiento tiene fondos económicos

El alcalde de Toreno, Laureano González, recopila para este reportaje otros cargaderos en su zona, como en la La Recuelga, ya por encima de Matarrosa, en el municipio de Páramo del Sil, o ‘El Carmen’ de Antonio Rey, o el del ‘Patatero’ en dirección a San Román.

En Bembibre hay unos cargaderos junto a la estación de ferrocarril, hoy abandonados, «pero sería muy bueno que se pudiera restaurar», comenta la alcaldesa, Silvia Cao, que piensa que sería un buen lugar para recordar las raíces mineras de la capital del Bierzo Alto.

El propio Ministerio, ahora rebautizado para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tiene una guía sobre el patrimonio industrial minero de Bierzo y Laciana. Era para estudiantes de la ESO y se hizo en 2009. Los contenidos tenían como eje fundamental «el oro negro» que provocó «una época de bonanza que terminó con la llegada de otros combustibles que relegaron al carbón, comenzando la decadencia», decía la guía, cuyo objetivo era revalorizar «el rico patrimonio minero de la zona, que dejó una gran huella en El Bierzo y Laciana». Ya es hora.

Muchos estaban a pie de carretera. Su misión era recoger el carbón para sacarlo de las cuencas mineras en camiones y también en trenes. La mayoría fueron hechos con maspostería y todos a conciencia para resistir la dura tarea de llevar el negro mineral hasta el último rincón de España desde Bierzo.

En las grandes empresas y también en los pequeños chamizos hubo cargaderos de carbón. Sin embargo, ahora que se empieza a tomar conciencia de la recuperación del patrimonio minero, estas viejas estructuras de piedra languidecen junto a las cunetas sin ningún plan de recuperación. Siguen siendo parte del paisaje de decadencia que dejó más de un siglo de actividad industrial. El ‘patito feo’ del que nadie se acuerda.

Junto al restaurante Salomé de Toreno, santo y seña del buen yantar, aún resuenan los nombres de cargaderos que llevaban nombres como ‘La Petra’, ‘La Amalia’ o ‘El Obispo’.

Muchos ya no existen porque fueron derribados para ampliar carreteras, recuerda el alcalde de Igüeña, Alider Presa, pero otros tantos serían recuperables como parte de ese pasado de esplendor.

En su valor histórico coinciden los alcaldes mineros, y también en sus limitaciones presupuestarias para poner en valor el ingente patrimonio industrial que ha dejado la minería en la comarca. «La verdad que es uno de esos temas que sigue abandonado», reconoce el alcalde de Torre del Bierzo, Gabriel Folgado, que recuerda algunos que se mantienen en pie en su municipio, en la carretera que va desde Las Ventas de Albares a Torre. Otros, en cambio, son más modernos y no tendrían razón de ser, como el que está junto al cruce de San Andrés, el antiguo lavadero de Minex que, en su opinión, debería ser derribado por su estado lamentable. «Todo va lento; veremos como acaba la transición justa», zanja Folgado.

El recorrido por los lavaderos de carbón del Bierzo llega a todos los municipios mineros de la comarca. Muchos, por no decir todos los que resisten, han sido pasto del pillaje de la chatarra.

En Fabero, a punto de ser el primer municipio declarado Bien de Interés Cultural por su pasado minero, hay varios. Recuerda su alcaldesa, Mari Paz Martínez, dos cargaderos antiguos en Bárcena de la Abadía, otros tres en el Pozo Julia y uno en Valdeguiza. «Es muy difícil poder recuperar todo el patrimonio pero sí queremos recuperar la zona de cargue del Pozo Julia. Es uno de los temas que tenemos dentro de ese plan director de recuperación», explica la alcaldesa.

La Placa, en Ponferrada, es, de todos los del Bierzo, el de mayor envergadura. Xabier Lago Mestre, del colectivo Cultural Fala Ceibe do Bierzo, escribió hace unos años un artículo en homenaje a su abuelo Leoncio Lago Astorgano, conductor de máquinas de vapor de Renfe en Ponferrada, y a su padre, César Lago Martínez, ferroviario de la sección de Vías y Obras de Renfe en Ponferrada, sobre los antiguos muelles del barrio ponferradino y las distintas estancias de cargue separadas por muros de hormigón. «La primera, por la derecha, pertenecía a la empresa minera de Candelario Gaiztarro, siendo los peor conservados. Seguidamente, en el centro, surge el cargadero del empresario faberense Diego Pérez Campanario o Antracitas de Fabero. Y la última sección, a la izquierda, era el cargadero de Renfe, utilizada por los empresarios mineros particulares».

Cuenta también que, según los vecinos, en el año 1952 estaban en obras los primeros cargaderos en esta zona de la capital berciana. «Los trenes de la MSP llegaban a la parte superior de los cargaderos para luego descargar el mineral en las tolvas y, desde ellas, se traspasaba el carbón a los trenes de Renfe que se disponían en la llamada playa de vías del barrio de La Placa. Ese mineral también se cargaba en los camiones que llevaban el carbón a fábricas cercanas para sus hornos, caso de la de Cedie en O Barco de Valdeorras, o empresas carboneras para el consumo doméstico», comenta Xavier Lago Mestre sobre el más grande de los cargaderos.

tracking