Diario de León

El fotógrafo del vapor también vino al Bierzo

Los herederos de Manuel Maristany, uno de los grandes fotógrafos del ferrocarril en España, abren su archivo para mostrar, por primera vez, las imágenes que inmortalizó del Ponfeblino. Una mirada entre la nostalgia y la fotografía hecha arte donde el maestro catalán dejó su impronta de lo fue la gran pasión de su vida: el ferrocarril y las locomotoras de vapor.

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

«Héctor, os dejo toda mi obra para que me tengáis presente y me recordéis. Me voy con la mochila llena y los deberes hechos».

Aunque sea poco conocido en el Bierzo, Manuel Maristany fue uno de los grandes . Y sobre todo, a la hora de fotografiar el mundo ferroviario. Y cómo no, el Ponfeblino en pleno auge, cuando aún surcaba el valle del Sil y echaban humo las locomotoras de vapor.

Manuel Maristany i Sabater (Barcelona, 4 de marzo de 1930-4 de junio de 2016) fue un escritor, fotógrafo y camarógrafo español que, por primera vez, y gracias a su hijo, abre su archivo para mostrar su trabajo sobre el emblemático tren de La Minero. Con una sola condición: que las fotografías se utilicen sólo para este reportaje, «Colección particular Miquel Palou».

Con antecedentes familiares ferroviarios —su tío abuelo Eduardo Maristany fue el promotor, en 1918, del túnel de Argentera por lo que recibió el título de Marqués de Argentera—, en los años 60 del siglo pasado quedó cautivado por el mundo del vapor ferroviario hasta tal punto que, sabiendo que el vapor tenía sus días contados, dedicó  todos sus esfuerzos a inmortalizar los últimos trenes de vapor en España y Portugal.

Fruto de este entusiasmo por los trenes son una decena de libros que hoy son referencia y objeto de culto entre los aficionados al tren de vapor y media docena de películas de trenes, además de miles de fotografías.

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

Su biografía es casi una película más. Nacido en el seno de una familia burguesa que vivía en el Ensanche barcelonés, se educó en los Jesuitas y estudió Derecho para complacer a su padre antes de dedicarse a lo que le gustaba: la aventura de vivir, y contarlo. En 1963 atravesó África de sur a norte en una moto Montesa, experiencia que relató en Operación Impala. Y fue  montañero (subió al Mont Blanc y al Matterhorn) y esquiador (de joven ganó el campeonato de Cataluña de eslalon).

Además de sus libros y filmaciones de películas en 16 mm y Súper 8, escribió artículos periodísticos y reportajes para revistas ferroviarias como Vía Libre y Maquetren, además de escribir artículos para la colección de Cuadernos De Modelismo Ferroviario de la editorial Casademont.

«Tras su muerte, y pasado un tiempo prudencial, mi madre, Lorena y yo empezamos a repasar todo lo que había hecho en su vida, sus aficiones, sus amigos y nos dimos cuenta de la cantidad de cosas que nos había dejado. De forma desordenada intentábamos clasificar todo el material a través de las diferentes temáticas que le habían interesado, de sus libros, de sus películas súper 8, de sus dibujos y acuarelas, de sus relatos de aventuras con amigos. Aquello era un no parar, un pozo sin fondo», explica su hijo Héctor.

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

Parte de ese trabajo está reflejado en la web www.manolomaristany.es , que muestra también su carácter abierto, afable y aventurero. «Decía mi padre que la felicidad del espíritu reside en la acción: «si algo te gusta, muévete, estúdialo, investiga… eso te dará la felicidad». 

Bajo esa premisa, tuvo la suerte que le gustaran muchos y diferentes temas y en todos ellos trabajó y profundizó. Su pasión por todo eso le permitió, además, hacer de sus hobbies su profesión.

La calidad de las imágenes atrae el interés del editor Josep María Casademont, entonces director de la revista «Imagen y Sonido», además de miembro de l’Associació,  que le propone editar un libro de imágenes ferroviarias escogidas, acompañadas de unos textos alusivos, redactados con la especial erudición a la que Manolo Maristany ya les tenía acostumbrados de sus anteriores obras. Y así empezó a retratar los viejos trenes de vapor.

«Maristany ha sido una figura fuera de registro, como salido de una página de Kipling o de P.C. Wren, con su porte nervioso, sus chaquetas de corte británico y sus fulares. Consciente de que le llegaba el final debido a un cáncer de páncreas, a fin de canalizar las visitas de amigos que conocían su estado, decidió organizar en su domicilio una jornada «de puertas abiertas» en la que podían pasar a verle. «La próxima será una jornada con los pies por delante», bromeó a su mujer y sus hijos. Y luego se puso serio al recordarles: «Ha llegado mi última hora, y encantado. Tengo la mochila bien cargada y los deberes hechos», escribió Sergio Vila-Sanjuán en el obituario que se publicó en La Vanguardia. En su funeral, fiel a su estilo, se cantó La vall del riu vermell, un himno clásico del montañismo catalán. 

«A finales de los años sesenta y principio de los setenta, los trenes de vapor, los trenes de antonomasia, iniciaron una declive imparable. De modo que, cámara en ristre, me eché al monte dispuesto a cazar los últimos ejemplares que aún corrían por las vías españolas. No solo me divertí, sino que me gané la vida publicando varios libros sobre el tema. Modestia aparte, he sido escritor-fotógrafo pionero en este campo en España. Mi primer libro de temática ferroviaria, «Adiós viejas locomotoras», tiene en la actualidad valor de incunable», confesó en uno de sus escritos autobiográficos Maristany, que se puede ver en la página web creada por su hijo.

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

COLECCIÓN PARTICULAR MIQUEL PALOU

«Manolo Maristany entró de lleno en el mundo del ferrocarril  a partir del momento en que conoció l’Assocciacio d’Amics del Ferrocarril de Barcelona durante el año 1969. En dicha entidad, diversos aficionados al tren real, le muestran el mundo del ferrocarril, su historia y también su estética. Manolo capta las posibilidades que el medio ofrece y empieza a dedicarse a la fotografía ferroviaria, con un interés creciente y desarrollando un trabajo de una calidad excepcional.  Fotografías en blanco y negro de una belleza desconocida hasta entonces. Acostumbrados a la habitual foto-policía, Manolo nos ofrece unas imágenes que podríamos denominar «paisajes con tren», desconocidas hasta entonces en nuestro país», explica otra de las personas que más le conoció, su buen amigo Miquel Palou.

A quien le guste el mundo del ferrocarril le emocionará la página web en recuerdo de Manolo Marestany. Hay videos de él, entrevistando a los fogoneros, filmando el paso firme de las locomotoras...

Ahora que el Ponfeblino parece levantar cabeza, con esos 4 millones de fondos europeos para poner en marcha sus vías, bueno es recordar a los pioneros. Imágenes de nostalgia que adquieren una nueva dimensión.

Entre sus películas también está ‘La Rampa de Pajares’, filmada en 1983 junto con Jorge Comella, remasterizada por José Luis García Mateo.

Las fotografías del Ponfeblino hablan por sí mismas, pero ¡ojo!, no se pueden robar en Internet.

tracking