Interior sitúa en Ponferrada la muerte de un policía víctima del terrorismo en 1981

A la muerte del inspector de los servicios de Información de la Policía Nacional Miguel Celestino del Rey le falta más de una pieza en un puzzle que no acaba de encajar. La versión oficial, recogida en este periódico y en medios nacionales, fue que murió en un accidente de circulación ocurrido a última hora de la tarde del día 7 de septiembre de 1981 en el término municipal de San Justo de la Vega, cerca de Astorga, en la N-120, al volcar el vehículo en el que viajaba junto a otros tres compañeros pertenecientes a la misma Brigada policial que resultaron heridos y que, según la información publicada, fueron trasladados al complejo hospitalario de León.

Miguel Celestino del Rey tenía entonces 34 años y era de Ciudad Real. Su nombre aparece en los listados oficiales del Ministerio de Interior de víctimas del terrorismo, tanto en el que hace referencia a las víctimas indemnizadas como en el de las condecoradas con la Gran Cruz de Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo, pero no se cita San Justo de la Vega como lugar de su fallecimiento sino Ponferrada. Y no por un accidente de tráfico, sino por un atentado.

Es la primera pieza que no encaja. Si falleció en San Justo, ¿por qué aparece la capital del Bierzo como lugar de un atentado en la lista oficial del Ministerio de Interior del que nunca se supo nada?

La poca información que se dio del accidente, tres días después, el 10 de septiembre de 1981, fue que los cuatro funcionarios de la Brigada Central de Información se dirigían a Galicia a cumplir una «difícil y reservada misión», según fuentes de «toda solvencia» citadas por la agencia Europa Press . En el coche se encontraron pegatinas con la bandera de España y fotos de Franco y del teniente coronel Tejero, que acababa de dar el golpe del 23-F y se encontraba en un penal en Ferrol. «No es extraño —añadía la noticia publicada el 10 de septiembre de 1981 por Diario de León citando las fuentes de Europa Press — que los funcionarios, dada la diversidad de campo y ambiente en que se mueven, lleven encima los objetos más insospechados. En esta ocasión llevaban esas pegatinas, y en otras llevan propaganda de organizaciones de extrema izquierda o de organizaciones terroristas».

Lo cierto es que el 8 de septiembre de 1981, un día después del accidente, Antonio Tejero fue trasladado desde el castillo de La Palma, en El Ferrol (La Coruña) a Madrid, cumpliendo la orden dictada por el Consejo Supremo de Justicia Militar. El traslado se hizo en un avión militar.

El caso de Miguel Celestino del Rey volvió a la actualidad el año pasado. El 6 de septiembre, el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo recordó en Twitter su muerte. «Muerto en accidente de tráfico en San Justo de la Vega (León), 7 septiembre 1981. Viajaba con otros policías. Las circunstancias de la muerte quedaron sin resolver. El Gobierno le reconoció como víctima del terrorismo en 2002». De aquella noticia también se hizo eco este periódico. El Consejo de Ministros, bajo la presidencia de José María Aznar, acordó concederle, el 15 de noviembre de 2002, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, a título póstumo, junto al cabo de la Benemérita Juan Carlos Beiro Montes y el policía Joaquín Imaz Martínez. La noticia ayudaba a encajar el puzzle. No iba a Galicia cuando murió. Decía que «se dirigía a Ponferrada con otros agentes de la Comisaría General de Información para un realizar una investigación en Villaseca de Laciana relacionada con la lucha contra los Grapo». Pero poco más.

Ni en el apartado de policías muertos por terrorismo aparece su nombre en la web de la Policía Nacional.

Los grapos tenían en 1981 una presencia destacada en Laciana y contaban con células en las cuencas mineras del Bierzo. ¿Por qué figura Ponferrada? La respuesta puede ser tan sencilla como que era donde se dirigían, o igual perseguían a alguien cuando tuvieron el accidente. El puzzle no está completo.