Mestre y Obrero rescatan la voz dormida de Ursinos

Juan Carlos Mestre, el Premio Nacional de Poesía nacido en Villafranca del Bierzo, era un adolescente de 15 años cuando recibió, en la panadería que regentaba su padre, un herencia que «le rasgó como un relámpago», según contó en una ocasión el periodista Ernesto Escapa; media docena de libros envueltos en un hatillo de estraza y atados con hilo de bramante; la biblioteca esencial de un poeta que estaba a punto de quitarse la vida con apenas treinta años.

Medio siglo después de aquellos días de mayo en los que Gilberto Nuñez Ursinos se iba de este mundo y dejaba una huella profunda en el adolescente Mestre, la Fundación Antonio Pereira, el Instituto de Cultura Popular que lleva el nombre de Ursinos y el Ayuntamiento de Villafranca preparan un homenaje en memoria de aquel poeta perdido para este sábado a partir de las 20.00 horas en el Teatro Villafranquino. Y entre otras voces que leerán los poemas de Ursinos además de la Mestre, que cerrará el acto, llama la atención la presencia de otro autor de apenas 19 años, Mario Obrero, el ganador más joven del Premio Loewe de Poesía con 17 y en quien la crítica ha visto un continuador del legado de Lorca. Junto a ellos, leerán versos de Ursinos la locutora Yolanda Ordás, la directora del Instituto de Estudios Bercianos, Patricia Pérez, Berta López, Hernán Alonso, Conchi López y Eduardo Otero Pereira. Presentado por Miguel Ángel Varela, el acto contará con las intervenciones de Joaquín Otero Pereira, director de la Fundación Antonio Pereira que ha editado también toda la obra publicada de Ursinos, del alcalde de Villafranca, José Manuel Pereira, y del director del Instituto de Cultura Popular ‘Gilberto Núñez Ursinos’, José Nieto.

«Idealista, solitario, de rostro hermoso y alma privilegiada», definió a Ursinos Antonio Pereira, otro poeta, como Mestre, del mismo barrio villafranquino de La Cábila. Y fue Ursinos, ha reconocido más de una vez Mestre, el que le guió por los caminos de la poesía el día en que, con 12 años, le oyó recitar durante la Fiesta de la Poesía de 1969 en La Alameda de Villafranca estos versos: «No solo el grano blanco va al molino, también los granos negros del silencio, también se hace el pan se hace la vida, de los heroicos huesos de los muertos».

Ese fue el día, contó Mestre en 2008, en que decidió ser poeta, deslumbrado por la luz de Ursinos. «Yo tenía 12 años, junio de 1969, y fui su amigo hasta la primavera de 1972 en que decidió, voluntariamente, abandonar la república de la imaginación donde vivía», explicó en otra Fiesta de la Poesía. Y a esa república de la imaginación donde viven los poetas viajarán el sábado Mestre, Obrero y el resto para rescatar la voz dormida de Gilberto Núñez Ursinos.