Diario de León

Cosas de aquí | Llega el ‘ramo laico’

La prendió... el señor alcalde

Una pareja de Velilla de la Reina adapta a su ceremonia civil la costumbre religiosa de cantar el ramo y otros elementos de la boda típica leonesa .

Roberto Arnáiz y María Calvo se besan rodeados por vecinas de Velilla ataviadas con la indumentaria típica.

Roberto Arnáiz y María Calvo se besan rodeados por vecinas de Velilla ataviadas con la indumentaria típica.

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e. gancedo | león
León

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Aunque la primera de las estrofas ha quedado tal cual («Buenos días nos dé Dios»), en todas las demás de este novedoso canto del ramo se han cambiado las alusiones eclesiásticas por sus correspondientes laicas: se trata de un insólito ‘ramo civil’ que fue entonado este viernes en Velilla de la Reina de manera, por lo que hasta ahora sabemos, pionera. La costumbre leonesa de cantar una serie de estrofas, a la salida de la iglesia engalanada, en las que las mujeres del pueblo desean al nuevo matrimonio salud y suerte para su futura vida en común, fue modificada en el caso de Roberto Arnáiz y María Calvo, quienes decidieron contraer matrimonio civil pero incluyendo numerosos elementos de la tradición leonesa.

De esta manera, y tras la citada fórmula inicial, este ramo proseguía así: «Señor alcalde el primero/ Al padrino y la madrina/ Y a los dos casados nuevos»). Y continuaba: «Con el sí que dio la niña/ En el atrio de la iglesia (o sea, en su pórtico, donde tuvo lugar la ceremonia, y no en el altar)/ Con el sí que dio la niña/ Entró y salió presa». «No la prendieron con grillos/ Ni tampoco con cadenas/ La prendió el señor alcalde / Con unas palabras tiernas».

Velilla es uno de los pueblos leoneses más celosos de sus tradiciones, y por eso esta pareja no quiso renunciar al rastro que le echaron el día anterior al son de chifla y tamboril, el enramado de la puerta de ella, la rosca y la carrera del mondo con los mozos de traje y corbata, el convite a mistela y mazapanes, la música de rabel, la vestimenta típica ni el canto del ramo seglar, aunque del resto no se tocó un ápice: «Pasa niña por el arco/ Que te estamos esperando/ Pa’darte la enhorabuena/ ¡Que sea por muchos años!».

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