Diario de León

Manuel Calvo Ariza: «Babia todavía es una desconocida incluso para León»

El malagueño se ha convertido en el vecino número 50 de La Cueta

León

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«¡Pero, ¿a dónde has ido a perderte?!». Es lo que le dicen a Manuel Calvo Ariza los amigos que ha dejado en Málaga. Este joven de 23 años vive en La Cueta de Babia, municipio de Cabrillanes, desde hace algo más de un año. Este malagueño que ha sido el explorador polar más joven de España (2018) se ha avecinado en el pueblo más alto de León y acaba de poner en marcha una nueva empresa.

Babia Aventuras es el proyecto que acaba de lanzar desde el Caserío de La Cueta, la casa y base del proyecto Aventura Trashumante que este verano cumple su quinta edición y traerá en agosto a una treintena de jóvenes que han superado el cáncer a conocer esta Reserva de la Biosfera y vivir de cerca la vida de los pastores con sus ovejas y perros.

En julio, formará parte de la expedición al polo con el proyecto Desafío Ártico que lidera su padre, Manuel Calvo, y que le llevará por tercera vez a la reserva de hielo del planeta en Groenlandia.

«Me he adaptado bien a vivir solo en La Cueta de Babia porque siempre me ha gustado estar solo, pero sé que cualquier cosa que necesite me apoyan y me ayudan. Si no fuera por ellos, seguiría en Málaga»

De la mano de su padre visitó por primera vez La Cueta en 2016. Cinco años después, en 2021, al incorporarse como monitor de la Aventura Trashumante vuelve a Babia. «Fue entonces cuando conocí a la gente de aquí y empecé a pensar en quedarme. Conocer a la gente y ver cómo me acogieron me dio la fuerza», comenta. Cuando terminó sus estudios de Informática decidió dar el paso. «No quería estar ocho horas metido en una oficina y siempre me ha gustado la montaña y estar libre», apunta como razones de fondo para plantearse un cambio de escenario tan radical como el de una ciudad de 700.000 habitantes por un pueblo de montaña de medio centenar de habitantes. De estar a 20-30ºC  a tener que taparse con una manta por las noches hasta en verano. «Es un cambio importante, pero siempre me ha gustado el frío», advierte.

Manuel subraya que el apoyo familiar, al igual que la acogida vecinal, han sido decisivos en la decisión que ha tomado. El joven malagueño ha conectado tan bien con este puñado de gente, incluidos los que vienen a pasar el fin de semana, que ya ha aprendido hasta a hacer chorizos. Y presume de matanza casera. Para quedarse en Babia pensó en qué podía hacer. «No es un sitio fácil en el que encontrar trabajo. Hice un curso de guía de montaña y luego monté la empresa».

Unió su necesidad con la de Babia, donde «no hay nada parecido» a Babia Aventuras y pensó en León y en todo el territorio nacional como destinatarios de su actividad. «Dentro de León, Babia todavía es una desconocida. Mucha gente no sabe ni de dónde viene el dicho ‘estar en Babia’», apostilla.

«Babia tiene un paisaje único. Quienes conocen Somiedo piensan que va a ser igual, pero aquí el monte es diferente, con sus caminos y senderos, las praderas verdes y amarillas en esta época, las cascadas...»

Babia Aventuras ofrece rutas por Fuentes del Sil, los primeros pasos del cauce de este río que nace en Babia, se mete en Laciana y desciende hasta Galicia por El Bierzo. Los chozos de pastores y las más de 3.000 ovejas que en verano pastan por los puertos de La Cueta son uno de los atractivos que ofrece esta ruta además del curso del río. Otra actividad que tiene en marcha son los avistamientos de fauna salvaje. «Hay mucha variedad, desde zorro o lobo hasta el oso, el rebeco, los corzos y las aves rapaces». Babia Aventuras organiza además acampadas para grupos durante varias noches para ver la zona de manera diferente. El team building es otra de las ofertas del proyecto. Son reuniones que empresas organizan con su personal para temas de formación con una vertiente de ocio y convivencia. El pajar, una de las zonas de la casa que su padre compró en La Cueta y ha restaurado está dedicada a esta actividad. Rutas a caballo para grupos forman también parte del abanico de aventuras del proyecto de Manuel. 

«En Laciana hay alguna otra iniciativa de turismo de aventura, pero en Babia no hay nada», comenta. El proyecto arrancó este mes de abril, en los prolegómenos de la primavera exultante que se vive en mayo. Las montañas de caliza adquieren un cromatismo especial con los amarillos, verdes y violetas y el río  baja caudaloso y sonoro desde las Fuentes del Sil. El canto de los pájaros recién nacidos acompañan al despertar de la naturaleza. Sin embargo, la primavera no es la época que más demanda espera para su proyecto. Será en verano, cuando la gente tenga más tiempo disponible de vacaciones el momento más oportuno para lanzarse. «Para los leoneses es una buena oportunidad de conocer Babia porque lo tienen más cerca. Es cuando hay que venir a verlo», apunta.

No sobreexplotar
«Es importante que se conozca la comarca de forma sostenible, no reventar el monte»

«Babia tiene un paisaje único. Quienes conocen Somiedo piensan que va a ser igual, pero aquí el monte es diferente, con sus caminos y senderos, las praderas verdes y amarillas en esta época, las cascadas... En las fotos no lo van a ver igual que si vienen a visitarla en persona».

Manuel Calvo Ariza es consciente de que «los comienzos van a ser difíciles», pero está animado por el número de visitas que tiene la web (www.babiavaenturas.com) y el boca a boca ya ha dado sus primeros frutos desde que el 29 de abril presentara el proyecto arropado por amigos, familiares y vecinos y con la música tradicional de Hilando Mamut  como carta de presentación con un homenaje a las tradiciones leonesas. 

«La Cueta no solo es el pueblo más alto de León, está a más de 1.400 metros, y tiene una gente excepcional. Piensas que por vivir en la montaña pueden ser cerradas y resulta que se convierten en tu familia», añade el joven entusiasmado con la acogida. El bar es el punto de encuentro del pueblo, porque aunque a Manuel le gusta estar solo, ese rato de conversación con los vecinos del pueblo forma parte de la rutina cotidiana.

«Me he adaptado bien a vivir solo porque siempre me ha gustado estar solo, pero sé que cualquier cosa que necesite me apoyan y me ayudan. Si no fuera por ellos, seguiría en Málaga», señala el joven. Entre sus vecinos cuenta con Manuel Merillas, el  montañero de Valseco que se ha convertido en una estrella mundial del trail y que acaba de ser padre. Emilio, hasta ahora alcalde del pueblo y futuro regidor de Cabrillanes, y su familia son otros de sus puntos de apoyo.

Babia con ovejas
«Limpian, evitan incendios y ellas no pasan frío ni calor y tienen mucha comida»

En la casa, aparte del tiempo que dedica a asuntos de su proyecto, siempre hay que hacer. Tiene un pequeño corral de gallinas y un burro que los visitantes de La Cueta se encuentran a la entrada del pueblo en otra finca.

Manuel reconoce que la vida que ha elegido «fácil no es, te tiene que gustar mucho; pero para mí no sería fácil irme a Madrid, con ese barullo y tan acelerado». Villablino es el punto de referencia para las compras y el sitio al que ir de fiesta cuando se presenta alguna ocasión. «Aquí a veces sube el pescadero o un supermercado ambulante y el centro de salud está en San Emiliano», comenta.

El joven malagueño anima a cualquier persona que tenga inquietudes por el mundo rural a buscar el hueco en el que pueda desarrollarse y elegir otra forma de vida. «Todo aquel que tenga ganas, que no tenga miedo. Al principio, cuesta, pero se van viendo frutos».

Babia Aventuras se propone dar a conocer al mundo una comarca que está reconocida como Reserva de la Biosfera desde 2005 y donde cree que podrían cuajar proyectos relacionados con la ganadería, el turismo y la hostelería, o el mundo de la apicultura. 

Manuel Calvo Ariza defiende que «es importante que se conozca la comarca de forma sostenible, no reventar el monte ni sobreexplotarlo». La oferta de turismo activo que presenta con su empresa tiene, al igual que el proyecto Aventura Trashumante, una vertiente pedagógica.

«Se trata de inculcar a la gente y sobre todo a los más pequeños, el cuidado de la naturaleza y que aprendan cosas tan elementales como la importancia que tiene la trashumancia para el cuidado del monte. Las ovejas que vienen  en verano, limpian, evitan incendios y para ellas es bienestar porque es un clima sin frío ni calor y tienen mucha comida». 

El joven también valora la experiencia de ver cómo viven los pastores, en un chozo con una placa solar para una bombilla, una cocina de leña para hacerse la comida y ver cómo los perros ayudan al pastor. Sobre esta forma de vida casi inimaginable, señala: «En Groenlandia me encontré algo parecido. Viven sin agua corriente ni baños con cañería. Tienen que ir a coger el agua al río». La estampa visual y sonora de los rebaños en verano es otro de los lujos que aún ofrece Babia. 

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