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Adiós al poeta del tiempo

Gaspar Moisés Gómez fallece a los 90 años en León Deja una ingente obra sin publicar

Gaspar Moisés Gómez

Gaspar Moisés Gómez

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ana gaitero | león

El reloj es frío aunque sea de arena. Pero el tiempo de Gaspar Moisés Gómez ha sido cálido, a veces tormentoso, y ha estado pleno de emociones. Durante 90 años. El jueves por la noche se paró su corazón pero no su pálpito ni su pulso poético, tanto el que comparte con el público desde 1968, aquel año rebelde en el que debutó con el poemario Con ira y con amor, Premio Internacional Álamo de Salamanca, como en el medio centenar de manuscritos que «guarda debajo de la cama», como dijo una vez Antonio Gamoneda sobre la ingente obra inédita de este poeta humilde y sencillo, constante y fervoroso amante de la palabra.

Abulense de origen —nació en Serranillos en 1927— reside en León desde 1959 y aquí, ejerciendo silenciosamente la abogacía, echó raíces familiares tras casarse con Emilia Hernández y también literarias. Las bravías abejas, Sinfonías concretas (premio bienal de poesía Provincia de León 1970), Al filo del alma (premio Internacional San Lesmes Abad. Burgos. 1982) y Al filo del cuerpo desvelaron el alma del poeta a largos pero constantes intervalos. Con un cierto desorden temporal, pues Las bravías abejas, que se publica en 1969, había sido escrito en los años 1953-54.

El tiempo implacable y sus estragos son una constante en la obra de este autor que ha cosechado otros galardones como el premio La Cochera de Ávila con Oráculo sombrío (1990) y el Juan Ramón Jiménez de Huelva, premio Hispanoamericano de Poesía, en 1996, con Son perversos los límites. Aunque sería Y mañana tampoco, de la colección Leteo (2004) la obra que expresaría con más vehemencia esa lucha contra la muerte que libró con un lirismo encendido y una voz nacida de las mismas entrañas que puede ser la voz de todos. El afán de comunicar y dar eco a la poesía quedó patente en su implicación en revistas literarias como Alcance, que dirigió en León durante varios años o su adscripción a grupos literarios como El Cobaya, que surgió en Ávila entre los años 50 y 60.

Quieto espacio. Fugacidad del tiempo fue publicado en 2007 en la colección de Diario de León. Edilesa. Cuatro años después saldría a la luz Memoria y desconcierto, en la editorial Davinchi. El Edén perdido y otros síntomas es el elocuente título de su último poemario editado, en la leonesa Eolas, en 2014. «Todos hemos perdido algún paraíso. Aunque el poeta pretenda recuperarlo con el impulso y la pasión de su verbo», escribió a propósito de este libro.

Ese mismo año el poeta fue homenajeado, junto a su gran amigo Antonio Gamoneda, con el espectáculo Palabra de tierra con música de su hijo, el violinista y compositor Moisés Gómez, que reunió a seis conocidos actores, entre ellos Manuel Galiana y Mariano Benancio, a la soprano Pilar Tejero y ocho músicos, entre ellos la pianista Marta Gómez, otra de sus hijas. Gaspar Moisés Gómez dijo un día que si él fuera Dios no permitiría la muerte. Pero él, como canta su poesía, era un ser humano; ferviente poeta del tiempo. La misa de funeral es hoy a las 12.30 horas en los Agustinos. Descanse en paz.

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