Diario de León

De la Concha, perspectiva imposible

El prestigioso pintor leonés entrega a la universidad suiza de Sankt Gallen ‘A través del espejo’, una obra de diez metros que abarca 360 grados de paisaje y en la que hasta el lienzo mismo está representado.

La Facultad de Letras de la universidad de Sankt Gallen, con el políptico de Félix de la Concha ya instalado.

La Facultad de Letras de la universidad de Sankt Gallen, con el políptico de Félix de la Concha ya instalado.

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e. gancedo | león
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Como si Dios mismo mirara un paisaje. El pintor leonés Félix de la Concha, gran amante de unos retos artísticos que él mismo se fija, y que también le proponen, a lo largo de las más diversas geografías, ha entregado recientemente su última creación, una obra de gran formato en la que riza el rizo de la imaginación y la perspectiva.

Se trata de un políptico (pintura dividida en varias secciones o paneles) de diez metros de largo, encargado por la universidad de la ciudad suiza de Sankt Gallen para su Facultad de Letras y que ha mantenido a De la Concha trabajando en esta capital del cantón homónimo desde principios del verano pasado. Panorama WBZ. A través del espejo es una obra que, por difícil que parezca, incluye todas las ópticas: son 360 grados de paisaje en los que el espectador observa el edificio en el que están ubicados el políptico y él mismo desde todos los puntos de vista y, por lo tanto, incluyendo también la propia obra. Física y metafísicamente, una simultaneidad de perspectiva imposible, un cuadro que apasionaría a Jorge Luis Borges.

Panorama WBZ. A través del espejo (óleo sobre lienzo, 9,60 metros de largo en forma de diez paneles), «aunque podría ser percibido, en un momento inicial, como una visión naturalista de un paisaje continuo —informa De la Concha—, fue concebido mediante la combinación de diferentes perspectivas, y explora cuestiones relativas al metalenguaje y a la verdad visible». Y es que a la derecha de la obra aparece la perspectiva de los edificios en los que ella misma está colgada: «Una visión frontal pero vista desde fuera». Pero además, y sin embargo, el mismo edificio está representado desde su interior. «Este panorama ofrece una sensación de continuidad coherente, aunque la posición del que mira cambie continuamente», reflexiona.

Sobre el metalenguaje implícito en esta creación, continúa describiendo que, una vez «que estamos mirando la perspectiva interior, la propia pintura ya está colgada en la pared». Y así, una vez más, la realidad está siendo retada ya que la pintura... envuelve a la propia pintura que está dentro de ella.

La crítica local resaltó que, como pintor, «Félix puede acomodar y fusionar diferentes estructuras para crear una composición única, pero todo esto es una ilusión realista. Vemos el edificio de manera simultánea tanto desde fuera como desde dentro, incluso aunque pensemos que no hemos cambiado en absoluto nuestra posición. La pintura es una metáfora acerca del lugar donde está radicada, ya que ha sido hecha sobre este mismo lugar, en este lugar y para este lugar, donde se muestra de manera permanente como parte de la colección artística de la universidad. Y su completo significado sólo puede ser entendido cuando el trabajo se contempla aquí».

Además de este encargo, Félix de la Concha también concluyó el año pasado y en el país helvético otro peculiar reto: el retrato de un día completo de verano —con un cuadro por cada hora— en un céntrico rincón de la ciudad de Sankt Gallen.

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