Fallece Germán Sánchez Ruipérez, el último gran mecenas de la cultura

«Quiero devolver a la vida y al libro lo que la vida y el libro me dieron a mí». Era el lema del editor salmantino Germán Sánchez Ruipérez, que falleció ayer a los 85 años y cuya vida, hasta el último momento, dedicó casi por completo a la cultura, ya que retando a la crisis se atrevió a crear la Casa del Lector.

Y es que Sánchez Ruipérez (Peñaranda de Bracamonte, 1926), uno de los grandes mecenas y grandes empresarios culturales en España, creador de ediciones Anaya y de la fundación que lleva su nombre, se ha ido viendo ya su último proyecto casi en marcha, la Casa del Lector. Un centro en torno al libro, su investigación y sus nuevos desarrollos situado en las madrileñas Naves del Matadero al que destinó 30 millones de euros, dirigido por el escritor y exministro de Cultura César Antonio Molina y que próximamente se inaugurará oficialmente.

Un gesto más de entrega a la cultura y educación de este hijo de maestra y librero impresor a quien, estando a punto de cumplir diez años, el estallido de la Guerra Civil le obligó a quedarse al cuidado de su abuelo, maestro y fundador del periódico La voz de Peñaranda , porque sus padres habían sido encarcelados. Después, transcurrida ya la guerra y en compañía de su familia, se trasladó a Salamanca, donde su padre adquirió la modesta librería Cervantes. Y fue en ese momento cuando el joven Germán abandonó sus estudios de bachiller y se metió de lleno en esta librería, convirtiéndola, hasta hoy, en uno de los mejores establecimientos libreros de España.

Trayectoria brillante. En 1958 inició su trayectoria como editor independiente y un año después constituyó Ediciones Anaya, una empresa con pura vocación educativa, escolar y universitaria y germen de lo que después sería el Grupo Anaya, formado por más de 35 empresas. Fue propietario también de América Publishing Group, el más importante en la distribución de publicaciones periódicas en castellano en América.

También creó o compró empresas editoriales en Estados Unidos, México, Colombia, Argentina o Chile y abrió en Nueva York una importante librería con fondos españoles.

Y, en otro orden de cosas, fue socio fundador y presidente de Telecinco, así como editor y empresario del diario El Sol . En 1981 creó una de sus grandes ambiciones, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con el objetivo de fomentar y desarrollar todo tipo de actividades culturales, en especial la dedicada a los libros y la lectura.

Empresario de éxito, dinamizador de la cultura, mecenas, amante de la vida, de la cultura y de sus amigos, Germán Sánchez Ruipérez fue un hombre hecho a sí mismo que, cuando le entregaron la Medalla de Oro de la provincia de Salamanca, el pasado 22 de septiembre, dijo parafraseando a Baroja: «Cuando transito por la última vuelta del camino, os confieso la satisfacción del deber cumplido».

«Trabajar, trabajar y trabajar, ese ha sido mi norte, desde aquellos días con apenas diez años en mi Peñaranda de Bracamonte natal en que hube de asumir mis primeras responsabilidades laborales. Y es a ese valor del esfuerzo sostenido y constante al que ahora me permito convocaros, como única solución para resolver el difícil panorama que como país actualmente atravesamos y que, por momentos, me produce tan honda y amarga tristeza». Palabras sabias de un hombre que en una de sus últimas entrevistas, para hablar de su último proyecto, la Casa del Lector, también pedía una urgente modificación de la ley de Mecenazgo: «El marco legislativo del mecenazgo en España tiene que ser modificado. Y para ello es prioritario dotar a la ley de incentivos que permitan su desarrollo». Recomendaciones de un mecenas que tiene multitud de reconocimientos y galardones, entre los que destacan la Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio, La Medallas de Oro de Salamanca y Madrid y las del Mérito de las Bellas Artes y el Trabajo, la Medalla de la Orden del Mérito de la República Francesa, y la distinción del Mercy College de Nueva York.