Diario de León

Un libro leonés desvela la ‘filosofía’ del Egipto faraónico

Raúl López rescata en edición bilingüe los textos más antiguos del país del Nilo

León

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¿Qué pensaban los faraones? ¿Cómo se educaba a los antiguos egipcios? A estas y otras muchas cuestiones da resppuesta el libro Sabiduría del Antiguo Egipto. Antología del pensamiento egipcio (Editorial Almuzara), del leonés Raúl López, director y fundador del Museo Liceo Egipcio. Ha dedicado cinco años a recopilar y traducir textos desperdigados por todo el mundo de un faraón y cuatro grandes pensadores: Hordjedef, Kagemni, Ptahhotep, Merikaré y Amenemhat.

La idea inicial era dar a conocer cómo fue el pensamiento del antiguo Egipto, a través de sus propios textos y sus lenguas. «No se había hecho nunca», revela López; un esfuerzo titánico para traducir miles de textos —en papiro o tallados en cerámica o piedra— y que él presenta en una edición bilingüe jeroglífico-español. Un libro dirigido a investigadores y egiptólogos, pero también al gran público. «Si solo hubiera traducido los textos, me habría ahorrado cuatro años, pero el lector se perdería la belleza de la lectura y el estudiante no tendría la fuente original», afirma.

Cuenta que en el yacimiento de Deir el-Medina, poblado fundado por el faraón Tutmosis I, en el ‘basurero’ han aparecido textos educativos que copiaban los niños en época faraónica (los llamados óstraca). Amenemhat escribió sobre los valores imperantes en el Egipto de su época: cómo preparar la tumba, cómo comportarse en una comida o en un acto violento o cómo gobernar un país y defender las fronteras. Son los primeros escritos ‘filosóficos’ de la Humanidad, con la intención de que fuesen heredados y aprendidos por los sucesores. «Es la enseñanza que un padre le daba a un hijo». Las Instrucciones de Amenemhat , también llamada Enseñanzas del rey Ammenemes a su hijo Sesostris, es un poema que data del Imperio Medio. Está escrito como un monólogo que el espíritu del asesinado rey Amenemhat I dirige a su hijo Senusert. «Tiene aspectos políticos que no hay en los textos de los otros cuatro», explica López.

Cada uno de los cinco autores que transcribe el director del museo leonés pertenece a un contexto diferente y van dirigidos a clases sociales distintas. Confiesa que no tiene un favorito. «Les tengo cariño a los cinco». Admite que Hordjedef —algunos dicen que sucedió al faraón Kefrén—, por su antigüedad, tuvo no solo que traducirlo, sino que procurar mantener el estilo de hace 4.500 años.

Leer los textos tampoco ha sido una labor sencilla, porque muchos están dañados y ha tenido que recopilar todos los soportes en los que se hallaban y en diferentes lugares del mundo hasta conseguir la versión íntegra y correcta.

No hay ediciones bilingües de los cinco autores egipcios. Se habían traducido individualmente, pero nunca se habían compilado los cinco.

El libro de López se publica en la colección Non, que él mismo dirige, creada para dar a conocer la obra de grandes egiptologos mundiales. Según él, en España hay grandes profesionales de la egiptología, a pesar de que «llevamos dos siglos de retraso» con respecto a Francia, Inglaterra o Alemania.

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