Diario de León

Arquitectura histórica a recuperar

El mesón leonés del XVI que recuperará su ángel

Los andamios han devuelto la esperanza a uno de los edificios civiles más antiguos de León Se trata del caserón del siglo XVI que albergó el célebre Mesón del Ángel, en la calle Caño Badillo Solo se preserva la fachada

Portada del Mesón del Ángel

Portada del Mesón del Ángel

León

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Parecía condenado a desaparecer. Es uno de los edificios civiles más antiguos León —de la misma época que el Palacio de los Guzmanes—. El inmueble que durante siglos albergó el célebre Mesón del Ángel, en la calle Caño Badillo, lleva años al borde del desplome. Una ruina que se ha precipitado en los últimos años, según un informe elaborado por el Ayuntamiento.

Ahora, los andamios, que cubren la fachada —lo único que permanece aún en pie— han devuelto la esperanza de un ‘indulto’ a este caserón del siglo XVI.

Hace trece años la empresa Promociones y Construcciones Luis González S.L. solicitó licencia para la rehabilitación y ejecución de una nueva vivienda. La idea era restaurar las dos plantas del antiguo mesón, con nivel de protección II en el Plan Especial de la Ciudad Antigua, y hacer pisos. Tras retirar la cubierta del inmueble, el promotor paraliza la obra, cuya licencia caducó en 2013.

Los usos

Además de mesón, el edificio fue la primera sede de la Comandancia de la Guardia Civil

Sin el tejado, el deterioro de la construcción se fue agravando de forma considerable en la última década, y el solar se ha convertido en un auténtico vertedero, situación denunciada reiteradamente por los vecinos. Ahora la obra se ha puesto en marcha y donde antes había basura ya están apilados los materiales de construcción.

En el Mesón del Ángel paraban las diligencias. Había cuadras para descansar y renovar las caballerías.

Los materiales de construcción se apilan donde antes había basura. MARCIANO PÉREZ

En 1889 el inmueble se convirtió en la primera sede que tuvo la Comandancia de la Guardia Civil en León, que en 1902 se trasladó a la travesía Don Cayo.

Tenía la distribución típica de los mesones del siglo XVI y en su ancho zaguán, donde se guardaban las mercancías y se recluían los animales, convenientemente abrevados en el cercano Caño Badillo, también se representaban obras de teatro, como en los célebres corrales de comedias.

El caserón quiso ser museo

Durante las décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo algunos leoneses, encabezados por el poeta Victoriano Crémer, reclamaron insistentemente a las instituciones que rescataran «de manos de sus ocupantes» y, sobre todo «de sus inevitables depredadores» —según dice literalmente el escritor en una columna publicada en 1979 en este periódico—, «este auténtico bien común, para su conversión en centro histórico, en museo étnico, en escenario abierto a todas las iniciativas artísticas leonesas». Evidentemente, la iniciativa no prosperó.

Ya está cubierto de andamios. MARCIANO PÉREZ

El mesón tenía pintada en la fachada un angelote candoroso, aunque, paradójicamente, los escándalos del interior le ganaron el sobrenombre de ‘mesón de los pollos’.

Mientras, en el cercano Mesón del Gallo paraba la arriería seria e incluso se alojaba algún noble, como Carlos Alberto, duque de Saboya y rey de Cerdeña, que se hospedó aquí el día de Pascua de 1849, y luego partió a Oporto, donde murió tres meses después.

El Mesón del Ángel, en cambio, tenía su principal clientela entre buhoneros, campesinos y comediantes que actuaban por las plazas de la ciudad. Los dueños eran una navarra, de nombre Frasquita, y su esposo, un murciano conocido como el Tío Lucas.

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