Diario de León

Patrimonio

San Isidoro ‘enfunda’ sus pináculos

En el año 2000 se restauraron solo los que corrían mayor peligro, pero el resto están sin tocar desde los años sesenta Ahora están supervisando las redes de protección para evitar desprendimientos

La grúa con la que están revisando todos los pináculos de la colegiata de San Isidoro. FERNANDO OTERO / DL

La grúa con la que están revisando todos los pináculos de la colegiata de San Isidoro. FERNANDO OTERO / DL

León

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Los pináculos de la cabecera de San Isidoro llevan ‘encapuchados’ desde hace más de una década. Corren peligro de desplomarse. Ayer comenzó, con la colocación de una gran grúa, la operación para revisarlos todos y reponer las redes de protección que los mantienen a salvo.

Cuando culminen las actuales obras de reforma y ampliación del Museo de San Isidoro, está previsto que comience la rehabilitación de las pinturas murales del Panteón Real, la conocida como ‘Capilla Sixtina del románico’, pero de momento no hay ningún proyecto para restaurar los pináculos. Será la obra que quede pendiente dentro de la magna restauración que comenzó en la colegiata con el cambio de milenio.

Cuando se llevó a cabo la última rehabilitación de la fachada, los pináculos quedaron fuera. En 2006 un bloque de piedra de diez kilos que formaba parte del remate de un pináculo se precipitó a la calle poco antes de la salida de los alumnos de los colegios de la zona. En los años sesenta, una piedra cayó prácticamente en el mismo lugar y mató a una estudiante.

Una exposición providencial

La última restauración de los pináculos tuvo lugar hace 21 años con motivo de la exposición Tesoro Sagrado y Monarquía . En aquel año 2000 únicamente se repararon los más deteriorados. Se repusieron pináculos y se retocaron las cresterías. La exposición permitió también reparar la espectacular escalera de Juan del Ribero, así como la intervención urgente en la torre del gallo, en la que se descubrió la joya de la veleta —hoy preservada en el claustro—, una pieza del siglo VI persa-sasánida anterior al islam.

Hay pináculos que no se han tocado desde los años sesenta.

Del mismo modo que la caída de dos gárgolas de la Catedral de León en 2006 obligó a realizar una revisión integral de todos los elementos ornamentales del templo gótico, en los años noventa el desplome de cuatro pináculos desveló el delicado estado en que se encontraban. Uno de ellos, del siglo XIII, se precipitó sobre el tejado de la nave sur, debido a la acción del viento y a un pesado nido de cigüeñas. Desde entonces, el Cabildo ha seguido un plan para reparar el centenar de ‘antenas góticas’ que, aparte de la estética, cumplen una función estructural. El año pasado afrontaba la sexta fase de la ‘operación pináculos’, con un presupuesto de 20.000 euros, gracias a una subvención de la Diputación. Es una de las pocas obras que se llevaron a cabo en el monumento en 2020.

Falta ahora que el Cabildo de San Isidoro copie este plan o que la Junta afronte la que sería la última intervención en la joya del románico —aunque las obras en los grandes monumentos jamás concluyen—.

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