Diario de León

Un ensayo a medio gas

El Real Madrid no pasa del empate a cero con el Betis en su despedida de la Liga En una semana juega ante el Liverpool

Benzema, como el resto del Madrid, no tuvo su mejor día de cara al gol. R. JIMÉNEZ

Benzema, como el resto del Madrid, no tuvo su mejor día de cara al gol. R. JIMÉNEZ

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El Real Madrid llegará a París en perfecto estado de revista (0-0). El conjunto de Carlo Ancelotti cerró una Liga sobresaliente con un plácido partido ante el Betis que no infligió ni un solo rasguño a los blancos en una noche inmejorable para el disfrute de la hinchada, el tributo a dos actores determinantes en la etapa más esplendorosa del club de Chamartín después de la que abanderase Alfredo Di Stéfano y, por último, pero no menos importante, dar el definitivo empujón anímico a una escuadra que dentro de una semana volverá a citarse con la historia. El merecidísimo homenaje del Santiago Bernabéu a Isco y Marcelo en la que, todo apunta, fue su última aparición en un estadio al que regalaron incontables días de vino y rosas constituyó el punto álgido de un encuentro de guante blanco del que tanto Real Madrid como Betis salieron con el botín que perseguían. Los primeros, sin lesiones que compliquen su hoja de ruta hacia el Stade de France y una armonía desprovista de aristas, toda vez que Ancelotti ni dio acomodo siquiera en el banquillo al divisivo Bale. Los segundos, atando el quinto puesto que vale un puñado de millones y refuerza el orgullo en una campaña brillantísima en la que levantó la Copa del Rey frente al Valencia y peleó casi hasta el final por estar en la próxima edición de la Champions.

Más sensación de amistoso que otra cosa dio un pleito que abrió el tifo presidido por la imagen de la Torre Eiffel desplegado por la grada de animación. Una prueba más de que, al margen del culebrón Mbappé, el madridismo tiene todas sus ilusiones depositadas en la final del 28 de mayo con el Liverpool. El duelo contra el Betis representaba el último ensayo para lo que sucederá en la capital francesa y todo cabía leerlo en clave Champions desde la óptica local. Sin más objetivos en liza que el punto que precisaban los verdiblancos para asegurarse la quinta plaza y mantener alta la moral, engrasadas las piernas y, sobre todo, evitar lesiones por parte del bando anfitrión, Real Madrid y Betis ofrecieron un enfrentamiento sin demasiados corsés tácticos.

Ajeno a esa algarabía, buscó el Betis una victoria que le permitiese rematar por todo lo alto una temporada extraordinaria, aunque sin fortuna. Consideró Ancelotti que era el momento propicio para dar paso a Marcelo e Isco, dos figuras medulares en una época inolvidable, aunque de capa caída desde la final de Kiev. Atronadora ovación para el capitán brasileño, una leyenda eterna, y aplausos más comedidos para el malagueño, al que se recordará con cariño cuando el tiempo haga más justicia a sus méritos.

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