Homenaje y retirada de una leyenda, Benjamín Grau
Benjamín Grau durante el homenaje en la carrera de su despedida. En coche y como no podía ser de otra manera, en moto. FERNANDO OTERO
Su vida ha sido la moto. Una compañera inseparable desde muy pequeño, una pasión que a Benjamín Grau le ha hecho labrarse un nombre en el deporte de las dos ruedas. Como piloto mundialista... y también como vencedor en un Gran Premio de La Bañeza que ayer fue escenario de su adiós a la competición. Con 76 años este campeón catalán tiene cuerda para rato, pero ahora prefiere centrarse en otros menesteres que no sean subirse a la moto para correr. Con una curva en su nombre ayer el Moto Club Bañezano quiso tributarle el homenaje que un emblema de este deporte se merece. Nada menos que ante 70.000 aficionados. Emocionado y haciendo una retrospectiva de sus años y vicisitudes en el Gran Premio, una corona de laurel servía para abrir un acto en el que, ya en un coche descapotable y escoltado por todos los pilotos participantes, pudo dar varias vueltas al circuito para recibir el cariño, calor y aplauso de los aficionados. Un día inolvidable para un número uno de los circuitos y la vida.