Diario de León

Siguen Messi y la incertidumbre

El ‘10’ se queda sabiendo que a partir del 1 de enero puede negociar con cualquier club su salida del Barça Deberá convivir con un presidente al que detesta

La continuidad de Messi siembra muchas dudas tras sus manifestaciones. MANU FERNANDEZ

La continuidad de Messi siembra muchas dudas tras sus manifestaciones. MANU FERNANDEZ

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Amainó la tormenta del ‘caso Messi’ que descargó sobre el Barcelona, diez días de vientos huracanados y hasta de temblores en el suelo, y ya volvió a salir el sol, pero con los días se irán valorando los desperfectos que dejó a su paso. Cómo debió ser el temporal, que muchos socios y seguidores todavía no se acaban de creer la supuesta calma actual y contemplan desconfiados el horizonte para descartar nuevos nubarrones. Escuchar la entrevista al ‘10’ en Goal en la que confirmaba que se quedaba en contra de su voluntad no invitó demasiado a la tranquilidad por mucho que garantizara compromiso y actitud.

A corto plazo, por ejemplo, podría bastar con una aparición de Josep Maria Bartomeu en el vestuario para pedir a los jugadores otra rebaja salarial en tiempos de crisis económica, nada descartable, o con una decisión de Ronald Koeman que haga ver a Messi que su ‘status’ de jefe intocable ha cambiado. El técnico holandés, con fama de exigente, le comunicó a Leo antes del burofax que contaba con él, pero le dejó claro quién iba a mandar. De aquella charla se filtró que el crack salía con dudas. No se trata ya de que el entrenador decrete una suplencia puntual por rotaciones, sino de la imposición de una disciplina en los entrenamientos, en cuestiones físicas y tácticas, incluso en el tema de horarios, que el ‘10’ podría sentir como un ataque a su jerarquía, pues no solo es el que más goles marca y más asistencia da en el campo, también lleva el ‘planning’ laboral y el cuadrante de fiestas fuera del césped, algo que se le va a acabar. Y en los partidos se intuye que Koeman quiere que vuelva el concepto de equipo, con jugadores solidarios y compañerismo en el césped, sin peajes en las alineaciones o en el juego por cuestiones de amistad o de recelos. La intención es que el mejor Messi se sienta a gusto en un equipo que no le busque obsesivamente, dejando de correr al espacio para que el ‘10’ reciba al pie, como estaba sucediendo ya de forma alarmante. Toca otra cosa.

A medio plazo, el problema llegará cuando Messi, que ahora sí acaba contrato el 30 de junio de 2021, sin dobles lecturas ni interpretaciones de lo redactado, ya pueda negociar con el club que le convenga. Tendrá ese derecho a partir del 1 de enero, pero siendo quien es, aunque en el momento de su posible adiós tendrá 34 años, la presión del mercado puede comenzar mucho antes y amenazará con desestabilizar al Barça.

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