Diario de León

Ciclismo | Tour de Francia

El Tour rinde honores a Pogacar

El ciclista esloveno se corona como nuevo monarca de la ronda gala por delante de Roglic y Porte Los españoles Landa y Mas se quedan a las puertas del podio

Publicado por
J. Gómez
León

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El Tour arrancó con miedo a la pandemia, a no llegar a París, donde ayer Sam Bennett ganó la última etapa al sprint. Pero ni la covid-19 ha podido parar a la nueva sensación. Tadej Pogacar va a cambiar la manera de medir la historia ciclista. Lo avisó cuando tenía 11 años. Subió al podio como vencedor de aquella carrera inicial. Encaramado al cajón alto del ganador era aún más bajo que los chavales que habían quedado segundo y tercero. Un elegido.

Es el segundo ciclista más joven que domina el Tour, solo superado por Henri Cornet, que fue una anomalía. Tenía 19 años, era la segunda edición, la de 1904 y días después de acabar la carrera los cuatro primeros fueron descalificados. Cornet venció de rebote. Pogacar lo ha hecho a lo grande. Casi solo frente al ejército del Jumbo de Roglic. Con su estilo agresivo. Atacó en cada cuesta. Sin que le afectaran errores como el abanico que le costó minuto y medio. Y, sobre todo, con una contrarreloj final que ya es historia. «Ganar el Tour es una locura», dice. El ciclismo ha enloquecido con él.

Pogacar es producto de las nuevas tecnologías aplicadas al deporte. Los jóvenes aspirantes a estrella conocen sus datos de potencia. Saben hasta dónde pueden llegar. Y eso les quita los complejos ante los veteranos. Pogacar no los tiene.

El final del Tour ha recompensado a los dos corredores más agresivos, a los dos que perdieron tiempo en un abanico camino de Lavaur, en la séptima etapa: Pogacar y Landa. Al día siguiente, el esloveno mostró su fuerza mental. Atacó en el Peyresourde y arañó 40 segundos. Hizo lo mismo en cada final en alto. Landa, que estuvo con Bernal, Pogacar y Roglic en la pared pirenaica de Marie-Blanque, salió en los Alpes a por el Tour. Su equipo, el Bahrain, cambió los planes del Jumbo en la etapa de La Loze, la gran cuesta de esta edición. Ese día, el alavés no estuvo a la altura de su ambición. Pero el intento talla su carácter de campeón. En la siguiente etapa rompió el Tour en el Plateau de Glieres y subió a la quinta plaza. La ‘crono’ le colocó cuarto justo por delante de Enric Mas, otro ciclista llamado a brillar en la ronda gala.

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