Diario de León
Valverde celebra el gol que encauzó la victoria del Madrid ante el Leipzig. JUANJO MARTIN

Valverde celebra el gol que encauzó la victoria del Madrid ante el Leipzig. JUANJO MARTIN

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Valverde y Asensio dieron alas al Real Madrid ante el Leipzig (2-0). El multiusos charrúa, cada vez más incisivo y afilado en ataque, y el extremo balear, que se reconcilió con su parroquia tres días después de escenificar un sonado enfado ante el Mallorca, descerrajaron al conjunto sajón para otorgar un sufrido triunfo al vigente campeón de Europa que permitió a los blancos certificar su mejor inicio de curso en más de medio siglo. Desde 1969 no descorchaba el conjunto de Chamartín una temporada con ocho victorias consecutivas. Pero para alcanzar semejante hito tuvo que padecer muchísimo más de lo previsto. Porque el bloque de Carlo Ancelotti, segundo técnico que alcanza las cien victorias en la Champions después de que lo hiciera el legendario Sir Alex Ferguson, completó una actuación deslucida frente a un Leipzig respondón que fue superior en la primera parte y gozó de mejores ocasiones hasta que el enésimo arreón de un equipo que siempre saca su mejor cara cuando las fuerzas del rival flaquean se lo llevó por delante.

Apercibido de que la principal amenaza del choque radicaba en la electricidad, el dinamismo y la verticalidad del Leipzig, Ancelotti optó por encarar a la escuadra teutona con un once de acentuado perfil físico en el que sobresalió la entrada de Nacho en el eje de la zaga junto a Rüdiger, el desplazamiento de Alaba al costado izquierdo y la inclusión de Camavinga en la sala de máquinas junto al pulpo Tchouaméni y el incombustible Modric. Arriba, Rodrygo emergió como falso nueve para rematar un tridente rebosante de lozanía que completaban el energético Valverde y el infatigable Vinicius, determinantes en otra conexión letal que sacó al Real Madrid del atolladero.

Porque el Real Madrid salió aletargado frente a un Leipzig efervescente al espacio con Werner y Nkunku como centellas. Una pérdida de Vinicius dio vuelo al extremo francés, cuyo disparo raso blocó Courtois en el primer aviso de que el cuadro de Marco Rose no tenía remilgos a la hora de tutear al rey de Europa, muy espeso y al que Courtois tuvo que sostener también con una buena reacción a un disparo de Werner cuando frisaba el primer tercio del pleito.

Todo en el aire

Poco después, el ex del Chelsea citaba con el gol a Nkunku, que no alcanzó a embocar la bola por una uña. La acumulación de agujeros defensivos, especialmente notables por el costado de Carvajal, desesperaban a Ancelotti y agitaban al Bernabéu, incómodo con el juego deslavazado y la falta de tensión del bando anfitrión, que alcanzó el descanso sin un solo remate entre los tres palos, aunque disgustado por un derribo de Schlager a Modric que el árbitro no estimó punible pese a que el empujón al croata, que tenía ganada la posición, fue palmario. Más madera para la polémica en una semana que dejó decisiones controvertidas en Múnich, Leverkusen, Copenhague o Mánchester, por citar solo algunas de las plazas donde el arbitraje y su auxilio tecnológico se arrastraron por el barro.

Los cambios espolean al campeón. Salió Asensio y aprovechó su oportunidad para empalar un zurdazo a saque de falta y hacer el 2-0 que daba tranquilidad.

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