Diario de León

LA huella dE la vida romana

El alcalde de Santa Colomba de Somoza, José Miguel Nieto, asegura que el proyecto para excavar, sacar a la luz y proteger la villa romana de El Soldán está en marcha y en breve habrá financiación para ponerla en valor

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León

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Uno de los grandes tesoros arqueológicos de León son las villas romanas. El arqueólogo Fernando Regueras es autor de un catálogo en el que asegura que hay no menos de 21 villas romanas catalogadas como tal en la provincia. De ellas, la única que ha tenido la suerte de ser conservada es la de Navatejera, que se ha salvado como un anexo del Museo de León. «Triste sino han tenido las villae romanas de León. Si no todas, al menos las más significativas y seguras de las que hoy se conocen ya habían sido descubiertas en el siglo pasado. Lo que no ha redundado en prosecución de excavaciones, acondicionamiento del sitio o estudio sistemático de los hallazgos; más bien al contrario, ha supuesto desprotección, furtivismo y abandono, cuando no pura y simple trituración o venta de los restos», explica el experto en el artículo Villas romanas leonesas: una ordenación .

Uno de los casos clamorosos de la provincia es la villa de El Soldán que, abandonada a su suerte durante años, compone uno de los conjuntos más extraordinarios de la península por cuanto que pertenece a un periodo —siglo I— del que se conocen pocos ejemplos en la península. El año pasado, el Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza manifestó su intención de poner en marcha un proyecto para la recuperación y puesta en valor de este yacimiento arqueológico, que fue descubierto en los años treinta del siglo pasado por Julio Carro, un médico astorgano que encontró cuatro lápidas funerarias. El misterio acerca del origen de este enclave arqueológico —los hay que aseguran que se trata de un yacimiento fenicio— lo convierten en un espacio único para los historiadores.

Los voluntarios de Promonumenta iniciaron el año pasado las tareas de limpieza en el yacimiento con el fin de que eliminar la maleza que se ha ido acumulando durante siglos y el alcalde de este municipio, Jos-e maría Nieto, acaba de anunciar que la financiación para comenzar a ejecutar el proyecto de excavación, protección y puesta en valor del yacimiento está a punto de llegar. «Aún es pronto para asegurarlo, pero todo marcha bien», manifiesta el regidor, que compromete su apoyo a la conservación de los vestigios. Abrupto también fue el fin de la villa romana de los Villares, descubierta por azar a finales del siglo XIX. Su excelencia es tal que allí descansaba hasta su hallazgo el mosaico de Hilas y las Ninfas, teselado que no es sino la parte fi gurada de un pavimento decorativo que hoy se conserva en el Museo de León. Sin embargo, y debido al desinterés institucional, esta mansion romana ha sido expoliada y destruida casi en su totalidad al amparo de la concentración parcelaria. Las máquinas destrozaron hace veinte años muros milenarios, vasijas y mosaicos, y los «piteros» se llevaron a sus casas cientos de tesoros arqueológicos. Cabe destacar que en la década pasada se vendieron a una sala de subastas al menos tres bustos y otras esculturas de mármol y bronce. Tan sólo una de estas figuras permanece en el pueblo de Quintana del Marco, en lo alto de la torre de la iglesia. Y, sin embargo, el yacimiento había sido declarado Bien de Interés Cultural apenas un año antes de que las máquinas acabaran con él. El desaguisado es aún mayor si se tiene en cuenta que los propietarios de los terrenos no mostraron ningún problema ante la posibilidad de que la concentración parcelaria se realizara de manera que no perjudicase los vestigios. La Comisión de Patrimonio de la Junta no mostró interés en conservarlo. Con la declaración BIC era suficiente. De la magnificencia de esta villa sólo queda sin destruir una de las estancias, la menos valiosa, y que esconde el mosaico de Hilas y Ninfas que se conserva en el Museo de León y que constituye la parte central de un gran mosaico descuartizado que recubriría una estancia de cabecera semioctogonal, tal vez una sala de ceremonia u oecus.

Los expertos consultados constantan que aún hoy puede saberse con total fiabilidad los lugares en los que reposan el resto de los mosaicos bajo los maizales, puesto que la planta crece a alturas diferentes en los lugares que esconden los teselados debido a la ausencia de tierra suficiente. «La villa de Quintana del Marco es un ejemplo demoledor del pillaje arqueológico, dilapidación del patrimonio y tercermundismo institucional», constata Fernando Regueras.

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