CABAÑAS PATAGÓNICAS
La montaña más austral
Maraña.Cinco cabañas, enclavadas al pie del Mampodre, ofrecen un singular alojamiento en Maraña. Un paraje de gran belleza trasladará a sus invitados hasta la Patagonia casi sin moverse de casa. º¸ por nuria gonzález cabañas
Como trasladados al otro lado del mundo pero aquí mismo, en Mampodre. Cabañas en un paraje de ensueñ
C uando la crisis comenzaba a azotar tan fuerte como la ventisca leonesa en pleno invierno, Gorka y María se armaron de valor e hicieron de su sueño una realidad. Estos dos emprendedores, vasco y gallega de procedencia, son unos enamorados de la naturaleza, del montañismo y del senderismo. Tras un viaje que marcó su vocación y su vida por la Patagonia, quisieron hacer de su ilusión y sus vivencias una realidad. Así nacieron las Cabañas Patagónicas.
«En el corazón de los Picos de Europa leoneses, bajo la sombra del Mampodre, al borde de las nieblas del embalse de Riaño y en la línea que separa Asturias, encontramos Maraña, nuestra perdición», afirman María y Gorka.
«Para nosotros era primordial encontrar un lugar que reuniese valores difíciles de descubrir en muchas otros zonas. Queremos vivir y ofrecer turismo, pero no de cualquier manera; queremos apostar por el interior, generar empleo y dinamizar esta zona rica en valores pero pobre en iniciativas», apunta María. En su construcción ha primado el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad, empleando materiales como la madera y utilizando fuentes de energía renovables como la biomasa.
Las cinco cabañas, con capacidad para cuatro o cinco huéspedes cada una, tienen colores, distintivos y nombres diferentes, y están rodeadas de un espacio verde iluminado por balizas solares. Cada una tiene un color de carpintería que la hace singular. Una carpintería que destaca sobre el color negro de sus paredes y le da una alegría desbordante, logrando que se equilibren en conjunto y sobresalgan en particular. Cinco cabañas amplias y espaciosas, cálidas y luminosas, cómodas y acogedoras. Hechas en madera de cryptomeria japónica y pino silvestre.
«Hemos elegido la madera porque es el elemento constructivo más apropiado para una cabaña de montaña que lo que busca es conservar el calor del interior, armonizar con el exterior y sobre todo, porque es el más respetuoso con el medio ambiente, que por encima de todo, queremos conservar», explican.
Así de sugerentes suenan sus nombres: el rebeco salta peñas, el oso se esconde, el urogallo verde, el buitre vuela alto y el lobo está ahí. Cada una tiene dos terrazas. Una llamada «entrada de invierno», cubierta de cristal y útil para quitarse la ropa mojada antes de acceder a la cabaña. Y la terraza del sur, abierta al Mampodre, generosa por su banco de madera en forma de «L» que brinda una mag nífica vista para la contemplar el macizo, la peña Hoguera y los tejados de Maraña. Además, cada cabaña tiene un pequeño jardín que se disfruta igualmente que el interior. El gran atractivo es el entorno natural que las cobija. Un paisaje de gran belleza salvaje que se quiere ampliar con una ladera de 15.000 metros cuadrados repoblada por más de 500 árboles autóc tonos.