Diario de León

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De viaje a La Antigua

En el límite sur de la provincia de León, ya lindando con la vecina Zamora, se alza el municipio de La Antigua. Integra en su ser a las localidades de La Antigua, Audanzas del Valle, Cazanuecos, Grajal de la Ribera y Ribera de Grajal. Puro medio rural donde la vida viene marcada por los ritmos del campo, del regadío, el secano y algo de viñedo

La Antigua. DL (1)

La Antigua. DL (1)

León

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Al sur de la provincia de León, haciendo frontera con Zamora, se encuentra el municipio de La Antigua que está formado por los pueblos de Audanzas del Valle, Cazanuecos, Grajal de Ribera, Ribera de Grajal y, por supuesto, La Antigua.

Puro medio rural donde la vida transcurre tranquila marcada por los ritmos que imponen las tareas del campo. En su territorio se mezclan tierras de modernos regadíos con otras de secano. Mucho maíz, pero también alubias, remolacha y hortalizas son los productos principales. Y en el secano, trigos y cebadas. 

Es preciso de tenerse en el viñedo en una zona que históricamente fue productora de vino. Aún se conserva el edificio de la antigua cooperativa saliendo de Grajal hacia Ribera. Unas instalaciones que dan fe de la pujanza que en sector tuvo en otros tiempos no muy lejanos. Hoy ha vuelvo a reverdecer gracias a que hace unos lustros la bodega Peláez apostó por recuperar algunas viñas y plantó nuevos majuelos. Sus vinos están amparados bajo la Denominación de Origen León. Otra muestra más de la importancia que tuvo la cultura del vino en estas tierras es la multitud de cuevas-bodega que aún se conservan excavadas en el terreno, en otro tiempo dedicadas a la elaboración de tintos y rosados y en la actualidad, principalmente, transformadas en merenderos como lugar de encuentro entre amigos.

Cada uno de los cinco pueblos que integran el municipio tiene su propio encanto y atractivo. Se parados entre sí apenas un puñado de kilómetros, se pueden recorrer en coche o en bicicleta por un espacio principalmente llano, ondulado por alguna loma. Iglesias, bodegas, calles y plazas, espacios públicos y privados que resisten al paso del tiempo y la despoblación, que en esta zona del sur de la provincia se ha cebado especialmente.

Cada una de sus localidades cuenta con un patrimonio cultural, religioso y popular donde destacan sus iglesias, sus bodegas y sus amplios campos donde reina la tranquilidad

En cada localidad destaca la silueta de las torres de sus iglesias, auténtico patrimonio religioso, cultural y emocional de los vecinos. Una cuadradas y otras de espadaña, cada una con su propia historia y personalidad, símbolos en pie del empeño de las gentes por conservar lo un día los que los precedieron levantaron con sus propias manos. Como la de Audanzas de Valle que se vino abajo hace unos años y se volvió a construir gracias al esfuerzo de vecinos e instituciones. O la de La Antigua que desde lo alto divisa altiva todo el pueblo y cuyo tejado también fue armado en el suelo para, con una grúa, en una maniobra espectacular, fue colocado en su lugar gracias también a la acción de un benefactor. O la de Grajal de Ribera, en la que se diferencian claramente las partes viejas y de las nuevas. Este templo, además, merece una parada especial para visitar su interior que alberga un importante artesonado mudéjar.

Todos estos ejemplos de patrimonio religioso, pero también popular, dan fe de un pasado de pujanza de un medio rural que hoy languidece si nadie pone remedio real de forma urgente. La iniciativa privada ya ha hecho lo suyo. La brillante ‘locura’, el esfuerzo, el tesón, la valentía, la inteligencia de un hijo del pueblo, Jesús Llamas, fue capaz de poner en marcha uno de los proyectos industriales más peculiares de la provincia. Transformar el salmón y el bacalao en auténticas delicias gastronómicas a cientos de kilómetros del mar. Es la fábrica La Balinesa, que ha dado nombre a La Antigua.

Productos de primera calidad que llegan de los mares del norte para salir como de aquí para codearse en las estanterías ‘gourmet’ de los principales mercados. Hoy Llamas ya goza de una merecida jubilación y la empresa la gestiona un grupo portugués, líder en alimentación.

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