Diario de León

Día 30

Brindis por el tiempo perdido

Michael Jackson

Michael Jackson

León

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Lo único metódico que he hecho durante todos estos días es lo de aplaudir a las ocho. El resto, no me acuerdo. Y mirando hacia atrás, hace miles de años ir a ensayar de muy joven con Ópera Prima a Villaobispo. Lo demás siempre ha circulado por caminos un tanto caóticos y desordenados. Aunque llegar a destiempo debería estar mejor considerado. Siempre que no sea tarde porque sea otro momento. Estos días en casa, si se te echa el tiempo encima te dan ganas de brindar. Soy tan poco metódico que ni me acuerdo de si me los había marcado, la verdad. ¿Pensaría en hacer deporte en casa? Si empeoro, lo cuento. Aunque sí he soñado con volver al jugar al padel. Y juego igual de mal. He visto a gente que ha hecho más planes para estos días que en toda su vida. Todo esto llegó de manera tan fuerte y tan deprisa que dio pie a que los primeros días se oyera: «Yo, lo que hago todos los días es...». Y llevaban tres. Y toda la casa llena de papel higiénico. ¿Qué nos pasó? Pero con lo de las prórrogas que nos caen (muchos ya piden penaltis) creo que si alguno llega a saberlo no se mete en tanto berenjenal. Una semana, dos... O 21 días, esa cifra que dicen determina hábitos y adicciones.

Lo que ha quedado abolido totalmente es lo de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Ahora es: a poder ser, mañana. Esa es la mejor forma de ir cosiendo días encerrado para que este guion tenga algo de sentido. Alguien en la radio explicaba este fin de semana que los cambios en los estados de ánimo estaban más que justificados. Y si se piensa bien, tiene hasta lógica, porque durante estas jornadas, de lo único que se puede cambiar en condiciones es de ánimo.

Como es tiempo de mascarillas, solo un inciso, pensaba en quién tiene y quién no. Mi ventana me informa que muchos la llevan desde hace tiempo. Y mi imaginación sugiere que la ansiedad por tenerlas traerá situaciones incómodas. Esperemos a ver qué pasa estos días, no vaya a ser que una vez más sea más fácil fiarse de los ciudadanos autogestionándose. Y de paso disimulando como que hacen lo que ordenan las autoridades, que bastante tienen haciendo lo que pueden. Que conste que a mi la mascarilla me saca del negro.

Pero de lo que no se habla mucho es de Michael Jackson, el rey de las mascarillas. Qué sería de Michael Jackson en una de estas. Se pondría las botas. Durante un tiempo fue el único habitante del Planeta concienciado en no contagiar a los demás. Él era el único siempre con la cara tapada. Salvo excepciones que tarde o temprano vendrán al caso. Ahí estaba el quinto Jackson siempre ataviado con algo parecido a una mascarilla. Que la duda que surge es si era para no contaminarse, no contaminar, o para mostrar su desacuerdo con las desastrosas operaciones a las que sometió a su rostro. Hay pocas fotos de Michael Jackson con la cara tapada, porque el poema era él al descubierto. Lo descubro buscando una. Estoy diciendo contaminar y ya sé que es más apropiado hablar de contagiar o no contagiar, pero es que ha habido días que esto parecía una nube tóxica pilotada por un ser insignificante que se vino muy arriba. Sale el Sol con intención de quedarse.

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