Bruselas empeora su previsión de España con un desplome del 10,9%

Nuevo pleno de dígitos en negativo y nuevo varapalo para España. Las previsiones macroeconómicas que ayer desveló la Comisión Europea, apenas dos meses después de su última proyección, vuelven a colocar al país entre los más golpeados por la crisis pandémica. El Producto Interior Bruto (PIB) se desplomará hasta el 10,9%, lo que significa un punto y medio más que en la fotografía de mayo. La debacle sólo será superada por Italia, que retrocede 11,2 puntos. Francia, la segunda gran potencia del euro caerá un 10,6%. Y el impacto será menor en Alemania, que según la imagen ofrecida por Bruselas, vería retroceder su PIB hasta un 6,3%.

Previsiones dolorosas en «un camino asfaltado por la incertidumbre», aseguraba el comisario del área, Paolo Gentiloni. Y no sólo por las incógnitas que proyecta el patógeno, también por las políticas proteccionistas y la ausencia de un acuerdo sobre la relación comercial que tendrán la UE y Reino Unido a partir del 31 de diciembre. Pero sí, la gran clave la dará la pandemia. Su control y un repliegue «más rápido» en las restricciones, permitirían «una recuperación mejor de la esperada», confió Gentiloni. A cruzar los dedos.

De momento, lectura generalizada en negativo. La contracción en el conjunto de la zona euro será del -8,7% en este ejercicio (un punto más de lo que se temía hace un par de meses); el próximo habría repunte hasta el 6,1%. En los Veintisiete el retroceso llegaría al 8,3% (se esperaba un -7,4% en mayo) con un rebote parcial del 5,8% en 2021.

¿Y la economía española? Bruselas augura que será la cuarta de la UE con mayor índice de recuperación el próximo año. Insuficiente para conseguir los niveles precrisis y cuantitativamente, apenas una décima más favorable que lo augurado en primavera. Del 7,1%. Por detrás de Eslovaquia (7,4%), Croacia (7,5%) y Francia (7,6%).

Todos los indicadores manejados apuntan que España tocó fondo en abril. «Mejoraron en mayo», con la desescalada. Desde finales de junio se ha entrado en una fase en la que las medidas de distanciamiento social permanecerán vigentes hasta nuevo aviso. «Se espera que estas medidas, junto con los cambios en el comportamiento del consumidor, tengan un impacto duradero» en actividades como la restauración, hostelería, comercio minorista, servicios personales, cultura, entretenimiento. Y, por supuesto, el turismo, que sufrirá (y sufre) el mayor daño, «agravado por una conectividad de vuelos reducida, a pesar de la apertura gradual de las fronteras». En relación con el empleo, la Comisión destaca que los ertes han ayudado a contener la sangría de puestos de trabajo pero «el impacto desproporcionado de la crisis» incrementará la tasa de desempleo, y es probable que aumente más» una vez venzan los expedientes de regulación temporal.