Diario de León

Los deberes pendientes impiden a España recuperarse al ritmo de la UE

La crisis de las materias primas y el incremento de precios de la energía golpean al país

Imagen de una empresa de nuevas tecnologías. SOEREN STACHE

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En las últimas semanas, una larga lista de organismos nacionales e internacionales han reducido las perspectivas de crecimiento de España.

Las previsiones a la baja por parte de exponentes como el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) no dejan de por sí datos negativos en 2021, ya que todas coinciden en que la economía nacional crecerá siempre por encima de los cinco puntos y superará a la de la zona euro, pero el problema es que la misma fue la que más cayó en 2020 y tarda así más en recuperar el terreno perdido. ¿Y por qué? Por una tormenta perfecta de causas coyunturales y estructurales que han vuelto a poner de calado los puntos flacos del modelo económico y las famosas reformas pendientes que nunca se han abordado con seriedad.

El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) evidencia esta situación de manera excepcional. Es un hecho que, pese a la rebaja, la economía española crecerá un 5,7% frente al 5% de los países de la zona euro pero la misma cayó nada menos que un 10,8% el ejercicio pasado frente al 6,3% del resto. Exponentes como Italia o Francia crecerán más cuando su PIB se desplomó en menor medida y otros como Alemania lo harán menos pero se recuperarán antes ya que su estructura aguantó mucho más los efectos de la pandemia y el confinamiento. Se espera que esta misma semana la Unión Europea confirme estos datos con sus propios informes.

Tal y como explica Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Gobierno y Sector Público de KPMG, el porqué de esta situación se encuentra en dos frentes, uno coyuntural y otro estructural. Desde hace meses, es una realidad que, a escala global, han surgido problemas de gran magnitud que golpean a las principales economías y recortan las perspectivas.

Una de las que más afecta a Europa es la escala de los precios de la energía en general y de la luz en particular, que tiene un mayor impacto en el país por la dependencia de este tipo de suministros. El debate se ha tensionado aún más una vez Argelia ha cortado el suministro de un gasoducto que suministraba a las diferentes autonomías a través de Marruecos, con el que mantiene importantes tensiones.

Otro problema internacional es el tapón en el comercio y la crisis de materias primas y componentes de todo tipo que golpea en especial a España. Muchos productos dependen de esta base para ver la luz y su déficit lleva a sectores como el de la automoción vayan a continuar realizando paros en la producción durante todo el año hasta el punto de que 2021 será incluso peor que 2020.

De forma paralela, hay otros factores estructurales que influyen en esta tendencia. Como recuerda el Consejo General de Economistas, España aún tiene pendiente abordar el debate de la productividad, que es una de las más bajas del Viejo Continente. En este punto, Pérez remarca que la alta recuperación del empleo, que no va unida al PIB, hace presagiar que se está profundizando en esta problemática. Además, el tan hablado cambio de modelo productivo que permita dotar de una mayor importancia a la industria y otras actividades con más cualificación no termina de materializarse.

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