Diario de León

Transporte, consumo y riqueza: el alza de impuestos que aguardan

El miedo al frenazo económico obliga a retrasar la reforma con la que España pretende recaudar más

La ministra Montero con el informe de los expertos. MARISCAL

La ministra Montero con el informe de los expertos. MARISCAL

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Precios de la energía desbocados, escalada de la inflación, máxima volatilidad en los mercados financieros e impacto en el comercio global de suministros. La guerra en Ucrania ha desatado el pánico a un nuevo shock económico que, para empezar, ya ha dado al traste con los plazos que manejaba el Gobierno para poner en marcha la reforma fiscal comprometida con Bruselas.

El Ministerio de Hacienda ha recibido esta semana las 118 recomendaciones del comité de expertos para hacer más eficiente el sistema impositivo y elevar su potencial recaudatorio. Un documento que, si no muerto, nace completamente dormido. Al menos hasta que se supere el complejo escenario actual.

Será entonces cuando el Gobierno reactive su maquinaria para, si lo permite el ciclo electoral, poner en marcha una subida de impuestos que gravará más a los ricos, pero también impactará en clases medias y trabajadoras.

Tributos al consumo. Esta circunstancia será evidente en figuras como el IVA. Para empezar, los expertos recuerdan que el peso de los ingresos sobre el consumo en España es el más bajo de toda la Unión Europea, junto con Italia y Rumanía. Así que hay que actuar por este lado. Y su propuesta pasa por eliminar los tipos reducidos (10%) y superreducidos (4%) para dejar solo uno general que, no obstante, podría ser inferior al 21% actual.

Es cierto que el análisis indica que el 55% de estos beneficios se concentran en el 40% de hogares con mayor renta. Pero una modificación afectaría a todos los consumidores, al impactar en bienes de primera necesidad. Según los cálculos establecidos, con un nuevo tipo único del 15,4% se podrían mantener los ingresos actuales. Y sacar 17.123 millones extra si se opta por dejar el 21%.

La medida tendría que llegar, eso sí, con compensaciones a las rentas bajas y de forma gradual. Se propone empezar, por ejemplo, con medidas como la salida de los tipos reducidos del suministro de bebidas alcohólicas en restaurantes. O con una revisión de las exenciones en el IVA sobre las operaciones financieras, que generaría ingresos por 2.800 millones, según el comité.

Transportistas. Los conductores también se verán especialmente golpeados ante la prioridad que el transporte ha adquirido dentro de la fiscalidad medioambiental con la que se espera recaudar hasta 15.000 millones de euros. Todo apunta a que el Gobierno se ‘escudará’ en el Libro Blanco para acometer una de las subidas más impopulares: la eliminación de la bonificación al diésel para igualarlo con la gasolina.

El comité también propone un incremento general en la fiscalidad de los hidrocarburos. Una medida que, de aplicarse, afectará de forma especial a transportistas y ganaderos, que además tendrán que lidiar con otras alzas tributarias previstas, como un nuevo impuesto a la circulación, el pago por uso en carreteras o una propuesta para gravar la matriculación con una recaudación extra prevista de entre 862 y 2.335 millones de euros al año.

Agro y aviación. Si se sigue la hoja de ruta marcada por el Libro Blanco, también se gravará el gasóleo agrícola con un tipo impositivo un 40% superior al actual. También se propone un impuesto al queroseno que podría afectar a maquinaria, combustible marítimo y de aviación. Algo que inevitablemente acabará repercutiendo en los viajeros. Estos, además, tendrán que asumir una nueva tasa a los billetes de avión. Una promesa que forma parte del Pan de Recuperación y que sería de las primeras en aplicarse, incluso si la reforma fiscal completa se demora.

Riqueza. Además del impacto que todas estas medidas tendrán de forma directa sobre los consumidores, el Libro Blanco aboga por un alza fiscal a la riqueza, con el objetivo de estrechar la brecha que en España se manifiesta de una forma más contundente en la acumulación de patrimonio que en las rentas, gravadas por el IRPF.

El consejo en este punto es subir los umbrales mínimos de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones para limitar el impacto en las rentas medias y bajas. La idea, además, es que Hacienda pueda recaudar hasta el 70% anual de las grandes fortunas, elevando a ese punto el límite que se puede obtener de un mismo contribuyente por IRPF y Patrimonio de forma conjunta. En esta línea, también se propone subir a un millón de euros el mínimo exento.

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