Diario de León

Corinna denunció el acoso en Londres del CNI tras exigirle el emérito los 65 millones

La demanda que dirime la Justicia inglesa detalla vigilancias hasta 2020, avisos a la Policía inglesa y al MI5 y tres citas con Juan Carlos I tras abdicar

Corinna Larsen, en declaración judicial. DL

Corinna Larsen, en declaración judicial. DL

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Mateo Balín | Colpisa

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La demanda por acoso de Corinna Larsen contra el rey emérito detalla una supuesta operación de espionaje que habría llevada a cabo el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Londres contra la empresaria danesa y su entorno hasta noviembre de 2020, un mes antes de presentar la acción civil por daños y perjuicios ante el Tribunal Superior de Justicia inglés, cuya cuestiones preliminares se han celebrado esta semana.

El escrito del despacho Blake Morgan recoge varios episodios de "vigilancia exhaustiva", allanamiento de morada e interceptación ilegal de teléfonos móviles y cuentas de correo electrónico. Larsen, de 56 años y con dos hijos, atribuye esta acción a agentes del CNI o "mercenarios" contratados por la agencia española bajo la dirección de Félix Sanz Roldán y de su sustituta, Paz Esteban. Todo ello se habría realizado "con la dirección o el consentimiento" de don Juan Carlos.

Estos hechos se habrían desarrollado entre 2015 y 2020 y la supuesta víctima los puso en conocimiento de la Policía inglesa en al menos cinco ocasiones, a través de las pertinentes denuncias, y por carta ante los servicios de seguridad internos, más conocido como MI5, y los de inteligencia, el MI6.

La misiva de sus abogados fue remitida en agosto de 2019 e incluyó diversos actos sufridos supuestamente por su asesor James Watt. En el texto se reclamó la intervención de ambos organismos para detener las "actividades de continua hostilidad" del CNI en Reino Unido, pero a priori no tuvieron efecto inmediato.

El origen de los seguimientos se ubica en septiembre de 2014, tres meses después de la abdicación del monarca y tras la consiguiente pérdida del escudo de la inviolabilidad constitucional (una de las cuestiones que ha planteado su defensa, la inmunidad, en las cuestiones previas del juicio).

Larsen afirma que el anterior jefe del Estado comenzó a viajar con mayor asiduidad a Londres, residencia habitual de ella, y en una de estas visitas concertó una cita a tres con la presencia de su abogado suizo, Dante Canonica. Se vieron en el Hotel Connaught, en el exclusivo barrio de Mayfar.

Este establecimiento no era desconocido para Corinna, ya que en mayo de 2012 se reunió supuestamente allí con el director del CNI a petición del rey. La cita duró una hora y, según registró ésta en un acta notarial que posteriormente se incluyó en un pleito de Sanz Roldán y el comisario José Manuel Villarejo, el general le transmitió que no podía garantizar su seguridad física ni la de sus hijos a menos que cumpliera "instrucciones", como no airear la relación afectiva que mantuvieron entre 2004 y 2009 o sus negocios conjuntos.

En cambio, la reunión de 2014 en Connaught con don Juan Carlos y Canonica tuvo un cariz meramente comercial: que Corinna le devolviera la "donación" de 65 millones de euros que le hizo el monarca en abril de 2012 tras liquidar la Fundación Lucum. La sociedad panameña administrada por él y que nunca fue declarada al fisco. Precisamente, en su cuenta recibió en 2008 los famosos 100 millones de dólares que le "regaló" el rey Abdulá, vinculados supuestamente a las comisiones de la obra española del AVE saudí.

Larsen consideró que la transferencia de los 65 millones fue amistosa e "irrevocable", pero don Juan Carlos reclamó su devolución íntegra así como la recepción de otros obsequios. Sin embargo, no hubo acuerdo. Las consecuencias "no serán buenas", le avisó éste por teléfono días después, según detalla la demanda de 28 páginas. El escrito recoge un segundo encuentro en el apartamento de Larsen el 4 de noviembre de 2014, en el que Juan Carlos I le reclamó 200.000 libras por haber usado el dinero de Lucum para comprar un piso de lujo en Londres.

"Hola Corina, debes parar"

En suma, esta disputa financiera estaría detrás de la supuesta campaña de acoso y difamación familiar, laboral e institucional que comenzó posteriormente. Recoge la demanda que el exjefe del Estado "trató de sobornar" al conductor de Larsen con la mediación de su jefe de escoltas, Vicente Mochales, y a la asistenta personal de la empresaria, Noelia Muñoz. "Estoy aquí para lo que ella necesite. Espero noticias", afirma que le dijo don Juan Carlos a Muñoz en febrero de 2017.

Cuenta la demandante que la noche del 11 de septiembre de 2018 iba a recoger su coche, aparcado en una zona residencial de Hereford Square, cuando vio a distancia a tres hombres junto al vehículo.

Uno de ellos estaba sentado en el pavimento con sus piernas debajo del auto. Dijeron unas palabras en español y al percatarse de que habían sido vistos se fueron. De ello infiere que trataron de colocar un dispositivo de rastreo o descargar información de la computadora del automóvil.

Ese mismo día su asesor Watt se percató de que su teléfono y su iPad habían sido hackeados. El 4 de junio de 2019, tres meses después del último encuentro con el rey emérito en Londres, Larsen cogió un taxi Uber en Berkeley Square cuando a los pocos minutos vio un BMW con la matrícula "SPA 1N" que le estaba siguiendo hasta su casa en South Kensington.

Ese mismo coche fue visto "tres o cuatro" veces más en las semanas siguientes cada vez que reservaba un Uber. Posteriormente, el 11 de noviembre de 2020 un hombre de aspecto "mediterráneo" apareció frente a ella en Hereford Square y le dijo: "Hola, debes parar", en referencia a sus acusaciones públicas a don Juan Carlos.

Otro episodio parecido sucedió, según la demandante, en agosto de 2015 en una tienda frente a Harrods, cuando notó que un hombre esperaba fuera y al salir ésta le dijo en español: "Hola Corinna".

En su finca de Shropshire, a tres horas al noroeste de Londres, también ocurrieron tres sucesos. El 21 de junio de 2017 descubrió un agujero en la ventana de su dormitorio directamente enfrente de su cama. En abril de 2020 dos disparos con balines impactaron en las lentes de la cámara de seguridad de la puerta delantera.

Días después intentaron acceder sin éxito al sistema de grabación y en mayo siguiente se observó un dron sobre la finca. Todos estos hechos fueron denunciados ante la Policía inglesa.

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