Diario de León

España, única gran economía con un impuesto a la banca por la inflación

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España se convertirá en la primera gran economía europea en aplicar un impuesto ‘extra’ a la banca para financiar su plan anticrisis por la elevada inflación. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el martes por sorpresa el tributo con el que espera recaudar 3.000 millones de euros en dos años del sector, sin detallar cómo y bajo qué fórmula comenzará a aplicar la medida en 2023.

Hasta ahora, sólo Hungría ha tomado una decisión parecida a la de España en los últimos meses, tras aprobar en mayo un impuesto sobre los beneficios de bancos y aseguradoras para financiar sus medidas contra la crisis y mayor gasto en defensa. Un tributo que también afecta a grandes cadenas minoristas, líneas aéreas y energéticas.

Otros países como Francia o Reino Unido activaron hace años tributos específicos a los bancos, con la salvedad de que estaban destinados a recuperar las ayudas públicas con las que se salvó al sector en la anterior crisis financiera. Según la base de datos de la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea, otros como Austria, Bulgaria o Finlandia mantienen actualmente impuestos al sector, pero en la mayoría de los casos para contribuir a sus respectivos fondos de garantía de depósitos.

En la diana europea

No es la primera vez que el impuesto a la banca está sobre la mesa. Ya en 2018, los actuales socios de Gobierno plantearon financiar el sistema de pensiones con un tributo especial. Pero se guardó en el cajón. Más adelante, llegaron otros gravámenes, como la tasa Tobin a las transacciones financieras o, con un impacto más directo, el impuesto AJD de las hipotecas. Además, los bancos y las petroleras cuentan con un tipo nominal en Sociedades del 30% de la base imponible, por encima del general del 25%.

La avanzadilla de España con el impuesto a la banca será distinta en el caso de las eléctricas. Porque varios socios europeos ya han activado una figura que grava las ganancias extraordinarias del sector en este contexto de precios récord. Lo hacen después de la recomendación de Bruselas, realizada el 8 de marzo para «captar» parte de esos beneficios extraordinarios.

La dificultad estriba en determinar qué es un beneficio extraordinario y cómo cuantificarlo. De ahí que los ejemplos del impuesto energético no estén teniendo los resultados de recaudación previstos inicialmente.

Así ocurre en Italia, con una tasa puntual del 25% a los beneficios de las eléctricas, con la que se pretendía ingresar 6.000 millones. Por su parte, en Reino Unido, la propuesta es sumarle un 25% al impuesto de sociedades para del 40% actual al 65% al menos durante tres años. En Grecia, donde también aplican esta carga a esta empresas, cifran esos beneficios extraordinarios en 590 millones de euros, y Rumanía ya puso un impuesto del 80% a los ingresos especiales por esta crisis.

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