Diario de León

«Qué hijos de puta»

El exabrupto sincero del ministro al conocer las circunstancias del asesinato del guardia civil leonés Raúl Centeno en Capbretón.

Alfredo Pérez Rubalcaba junto a José Antonio Alonso, junto a los padres del guardia civil Raúl Centeno, fallecido en el atentado cometido por la banda terrorista ETA en la localidad francesa de Capbretón.

Alfredo Pérez Rubalcaba junto a José Antonio Alonso, junto a los padres del guardia civil Raúl Centeno, fallecido en el atentado cometido por la banda terrorista ETA en la localidad francesa de Capbretón.

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SUSANA VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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Dicen que le salió del alma. «¡Qué hijos de puta!». Se acercó lo que pudo al coche oficial donde el guardia civil de León Raúl Centeno aún permanecía tras el crimen de ETA en la localidad francesa de Capbretón. «¡Qué hijos de puta!», repitió varias veces. Fue el exabrupto sincero de quien entonces era ministro del Interior.

Cuentan las crónicas que Alfredo Pérez Rubalcaba no se movió del escenario del crimen etarra durante horas. Que conoció allí las circunstancias del asesinato, cómo Centeno y su compañero, Fernando Trapero, fueron tiroteados dentro de su coche camuflado cuando ya habían abandonado la cafetería en la que etarras y guardias habían coincidido aunque sólo los terroristas los reconocieron. No pudieron defenderse. Cuentan que Rubalcaba no se separó de la familia de Trapero, que sobrevivió cuatro días en la UCI de un hospital francés. Que le vieron llorar junto a la familia leonesa de Centeno. Que sintieron que era uno más de ellos.

Para entonces, ETA ya se había topado con este hombre que nunca se rendía. Lideró una estrategia que aceleró el final de la violencia etarra: golpes policiales, la vía Nanclares, disidencia en el interior de las cárceles y diálogo en dos mesas. La arquitectura política y policial para acabar con ETA. Sólo aspiraba a eso, a que alguien reconociera algún día su labor por la paz. Ayer lo logró. 

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